Primeros días de septiembre. Vuelta a la rutina. Se acabó el verano, con él la mayoría de los periodos vacacionales y con estos el tránsito masivo de turistas.
El turismo es el invento del capitalismo para robarnos los salarios después del descuento patronal en las retribuciones, léase salarios de mierda.
En los años 70 y 80 no existían vuelos “baratos”. Viajar era cuestión de intrépidas que aceptaban recorrer Europa en expresos sin horarios fiables de llegada. Como mucho, valientes al volante con mapas de carreteras en papel del grosor de un tomo de la Larousse. Qué decir del S. XIX en el que el viajante lo hacía por una razón de peso y comprometía en ello parte de su vida.
Ahora, la gente se va a Bali a la playa. Pasa diez horas de avión para tomarse un mojito en Punta Cana. Están dispuestos a suplicar un taxi, a correr por el aeropuerto más cargados que un sherpa en el Dhaulagiri, a soportar retrasos, pérdidas, cancelaciones y colas de embarque; a lidiar con el jet lag, a pagar pólizas que no aseguran y a tener que aguantar que te cuenten las vacaciones que no te interesan para poder contar las suyas y parecer interesantes.
Todo es un relleno de la vacuidad vital. Es lo que quieren nuestras oligarquías: gente desarraigada sin compromisos militantes que consuma sus recursos, tiempos y energías en una actividad que genere lucros y desactive al personal. Así se entiende lo hortera que son las zonas turísticas: recuerdos más feos que pegar a un padre, menús típicos congelados y ultraprocesados, franquicias universales, visitas obligatorias a lo que hay que ver del destino y masa, mucha masa de peña.
Para algo sirve leer por placer. Para evadirte sin moverte de casa. Con una huella ecológica cercana a cero. Hoy conviene releer la advertencia que Melville dejó escrita en Moby Dick:
(…) ¿adónde conduce toda circunnavegación? Solamente, y ello tras innumerables peligros, al punto de partida, donde aquellos que dejamos detrás de nosotros en perfecta seguridad estaban en realidad siempre delante de nosotros”
Seguid su consejo y hacer en vacaciones lo que yo: no os mováis y descansad.
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