Inteligencia para concebir, coraje para querer, poder para forzar

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La Cogullada, pequeñas historias: ¿Cuartel? ¡No, Gracias!

8/10/2024

El 19 de octubre de 1984 el Ayuntamiento de Terrassa convocó y celebró un Pleno urgente y extraordinario para adquirir unos terrenos en el Fondo de Garantía. Al mismo tiempo había que aprobar y ceder más de ocho mil metros cuadrados al inicio de la Rambla del Pare Alegre para ser destinados a la ubicación y construcción de un cuartel de la Policía Nacional.

Pronto hará 40 años de esta pequeña historia. Por los caminos de las luchas sociales tenemos un buen puñado de demandas y batallas legítimas, muy razonadas y en defensa del bien común, que no siempre se han ganado. La emergencia climática, o “paremos las guerras”, constituyen un buen ejemplo. Falta una agenda de largo recorrido, una movilización social crítica y una voluntad política para no inmunizarnos ante la barbarie y las grave hipotecas generacionales. Ya nos lo advirtió Albert Camus respecto a la Guerra de España 1936/1939: “la gente de mi generación aprendió que se puede tener razón y ser derrotados”. Me anticipo: esta es una historia con final feliz. Con nuevos hitos y derrotas pendientes. Vamos por partes. Algunos antecedentes.

Quienes escribe estas notas todavía recuerda las sesiones dobles del cine Doré (en la rotonda de la carretera de Martorell y Rambla), la música de baile que nos llegaba desde las Piscinas (Edisson), el alboroto del campo de fútbol Los Kubalas (cruce de la carreteras de Olesa y Martorell a tocar de la Masía de Can Aurell), y el bosques de Vista Alegre, como espacios de transición y de recreo de nuestra niñez a La Cogullada. Desde la subida de la calle Mozart, sin salida a la carretera, nos subíamos a las ramas de las higueras, contemplábamos el perfil de la montaña de la Mola y de la ciudad, y hacíamos cabañas en verano con cañas y matorrales.

La Riada del 62 marcó un antes y uno después. Transición en la vida adulta sin paliativos: de la escuela al trabajo, tenía 13 años. Los movimientos vecinales de los años setenta dibujaron un nuevo paisaje urbano, y a comienzos de los años ochenta, concretamente el día 11 de septiembre de 1982, inauguramos la pieza más estimada del barrio: la escuela. “La escuela El Vallès es un centro de titularidad pública que está en funcionamiento desde el 1982 como resultado de una reivindicación social de las familias del barrio de La Cogullada”, se puede leer con orgullo a su página Web. Justamente en unos terrenos que habían sido permutados anteriormente por la movilización y negociación de la  AAVV de La Cogullada para facilitar la ubicación de la escuela y las viviendas sociales en los terrenos de  Can  Niquet, tal como se expresa al comunicado del 3 de septiembre de la Junta [esta  Asociación de  vecinos  recuerda que  los  terrenos  donde se  pretende construir el  cuartel de la  Policía Nacional  fueron  permutados en  su  día por  los de la actual  Escuela El Vallès  y  calificados  como zona edificable (…) para  atender  otras  necesidades del  barrio:  equipamientos  sociales,  culturales,  sanitarios,  deportivos, etc.] Unas negociaciones, acompañadas de un listado de reivindicaciones y movilizaciones que cambiaron el perfil del barrio: Escuela, vivienda social, el futuro emplazamiento de Fomento, la equipación sociodeportiva de La Cogullada, entre otros de otras intervenciones urbanísticas. Las piezas empezaban a encajar.

Justificación, si hace falta. Revisando los archivos de la Consuelo Hernández y de la Asociación de Vecinos de La Cogullada de los años 80, depositados ahora en el Archivo de Terrassa, me encontré esta carpeta: “Dosier sobre la propuesta de la instalación de un cuartel de la policía Nacional al barrio de la Cogullada”. He creído oportuno recuperar algunas de las acciones y reflexiones que se produjeron en aquellos tiempos, donde todo estaba para hacer y todo era posible, como nos recordaba nuestro poeta Miquel Martí i Pol. Ahora, viendo las páginas del calendario del año 2023, La Cogullada, como otros barrios de la ciudad, se ha transformado y ha cambiado. Podemos contar con los dedos de una mano las familias originarias de los años 40, algunas de ellas preservan la memoria del barrio, tal como era, recuerdos e imágenes, fotos en papel, y una nebulosa fisonomía particular: calles sin asfaltar, las rieras con aguas de colores, las fuentes, las tiendas y los bares del barrio, las comidas y las verbenas y fiestas mayores en la calle, gente migrada del sur y de Galicia, principalmente. Ahora son otros tiempos, las imágenes son digitales, principalmente del parque de La Cogullada, lugar de cita del mundo animal (más perros que criaturas como dicen las estadísticas); la nueva población migrante también es más joven y plural; las comunicaciones se hacen por las redes sociales; casi no tenemos comercios de proximidad, y para comprar el pan y para encontrar un quiosco se tiene que hacer una larga excursión. Faltan espacios por las relaciones personales y por el intercambio generacional. Volveré en el epílogo de esta crónica sentimental.

Volvemos al comienzo, la movilización social. El mes de julio de 1984 se constituyó la mesa ciudadana de oposición a la ubicación del cuartel de la Policía Nacional, “los grises”, como se conocía en aquellos tiempos. Formaban parte la Federación de Asociaciones de Vecinos de Terrassa (y en primer lugar la AAVV de La Cogullada), diferentes partidos políticos, colectivos ecologistas, el movimiento por la paz y desarme, y otras entidades de la ciudad. Hicieron público un comunicado donde se decía entre otras cosas “este modelo policial lejos de solucionar las causas reales de inseguridad ciudadana [pretexto de las drogas y la delincuencia] aumenta el control de la ciudadanía y especialmente de la juventud”. El mes de septiembre se programaron diferentes acciones y manifestaciones. La Junta de la Asociación de vecinos de La Cogullada hizo un comunicado de prensa el día 3 de septiembre y convocó una Asamblea del barrio para el sábado día 8. La asamblea general dio pleno apoyo a la posición de la Junta: oposición activa a la propuesta del alcalde de Terrassa “Creemos que ningún barrio de Terrassa, y tampoco La Cogullada disponen de espacio suficiente para asumir una instalación de este tipo, antes, al contrario, tenemos enormes deficiencias respecto a equipamientos sociales y espacios verdes”. Se decide, igualmente, promover una campaña de sensibilización de la opinión pública, con pancartas, recogida de firmas y concentraciones ante el Ayuntamiento.

Debate y aprobación al Pleno municipal del 19 de octubre. Los diarios y publicaciones locales dedicaron varias páginas al tema que protagonizó este Pleno municipal extraordinario. Se dice que se aprobaron dos dictámenes presentados por el equipo de Gobierno (PSC). El primero para aceptar una oferta del Fondo de Garantía para la adquisición de la totalidad de los terrenos propiedad de la entidad en Terrassa. [Este primer punto incluye un lote diverso donde figuran unos terrenos en Torresana, unos terrenos a Sant Pere Nord, y en La  Cogullada, entre otros]. El segundo explicitaba la cesión de uno de los terrenos por la construcción de un cuartel de la Policía Nacional. Se trataba de un espacio de ocho mil metros cuadrados, delimitados por la Rambla del Pare Alegre y la avenida Joaquim de Sagrera. Según dice la crónica del Diari de Terrassa del día siguiente: “El PSUC se opuso radicalmente a la ubicación del cuartel en Terrassa, y también CiU votó en contra, particularmente por el hecho que el Ayuntamiento tuviera que pagar los costes de estos terrenos”. (Socialistas (PSC) y Alianza Popular (AP) defendieron afirmativamente el proyecto. Hay que dar un vistazo a las hemerotecas “Domènec Martínez, PSUC, estuvo vehemente ante su público –los vecinos- y contundente, ofreciendo razonamientos coherentes”. Cómo conservo el texto de mi intervención (que adjunto al final de este artículo) he querido reproducir algunos párrafos de aquel debate, articulado en tres preguntas:

“Primera. ¿Necesita Terrassa un Cuartel de la Policía Nacional, y particularmente un Cuartel de Policía de Reservas Especiales? Es evidente que Terrassa necesita muchas cosas: más equipamientos, más zonas verdes. Terrassa necesita una acción municipal más activa en favor de la reindustrialización, parar los despidos masivos, ayudar a la pequeña y mediana empresa y a los trabajadores en paro. Una acción para salvaguardar el entorno natural tan malogrado…, y muchas cosas más. Terrassa no tiene ninguna necesidad de priorizar un gasto de 70 millones para construir un Cuartel. Así pues, ¿por qué? La respuesta es una: lo quieren en Madrid. Nos encontramos ante una imposición centralista y de una política, la del Sr.  Barrionuevo, ayudado por el Sr. Cardenal, gobernador civil de Barcelona, que seguramente merecerá el entusiasmo del Grupo de Alianza Popular, y como no, también de Convergència i Unió, tan proclives al victimismo ante Madrid. (…) El Grupo Municipal Comunista del PSUC, quiere manifestar, por lo tanto, que esta decisión –si se aprueba- significaría una clara vulneración del principio de autonomía municipal. Porque si bien es cierto que compartamos la necesidad de una mayor protección ciudadana, nuestra concepción en esta materia es radicalmente opuesta a la de grandes concentraciones y militarización de los cuerpos de policía. El PSUC, y lo queremos reiterar una vez más, es plenamente consciente que hay que adecuar la política de prevención y de seguridad ciudadana con recursos y medios necesarios para garantizar esta función de acuerdo con los principios constitucionales y democráticos. (…) Por eso queremos insistir en que esta decisión viene condicionada desde Madrid y también desde el centralismo de Barcelona. Trasladando las Compañías de Reservas Especiales estacionadas en la Plaza de España hacia el cinturón metropolitano. ¿Es esta una forma de entender la Grane Barcelona y un lavado de cara pensando en los Juegos Olímpicos del 1992?

Segunda. ¿Por qué en el barrio de La Cogullada? No queremos reiterar argumentos que ya han sido expresados públicamente estos días. En La Cogullada se han hecho cosas en positivo los últimos años, pero, absolutamente insuficientes para sacar este barrio de su situación de marginación. Por esta razón queremos añadir algo más que una duda. ¿No ha habido en esta decisión cierto clientelismo? Si el Sr. Alcalde ha dicho que Sant Pere necesita los terrenos para equipamientos, y el mismo ha dicho de Can Jofresa –nosotros añadimos que todos los barrios de Terrassa, incluido el centro, tienen otros tipos de prioridades-, que no decir de La Cogullada? Un barrio delimitado por autopistas, fracturado por varias barreras, como la del trasvase de las Riera del Palacio, un barrio sin espacios verdes, sin espacios abiertos. ¿Qué sentido tiene recortar casi 10.000 metros cuadrados de su superficie, cuando las necesidades son tantas y evidentes? ¿Por qué a La Cogullada, pues? ¿Por qué es un barrio pequeño, limitado, degradado urbanísticamente, con un coste social o electoral reducido?

La tercera cuestión no es menos importante. ¿Qué pasa con la opinión del vecindario, de los ciudadanos? Se ha hablado reiteradamente desde el grupo municipal socialista de la participación ciudadana, como un objetivo sincero. Pues bien, señores regidores: 17 Asociaciones de vecinos ya han dicho la suya: NO QUEREMOS EL CUARTEL EN TERRASSA. Los vecinos de La Cogullada lo han dicho muy claro al Sr. Alcalde: NO QUEREMOS EL CUARTEL A LA  COGULLADA. Los miles de firmas recogidas son una prueba más.

Ha dicho el Sr. Alcalde, que no hay más salidas, que esta es la única salida viable. Nosotros, desde el grupo municipal del PSUC, decimos que no. Que la responsabilidad del Sr. Alcalde y de todo el consistorio es la de responder ante sus electores y ante la ciudadanía. (…) La actitud coherente que tendría que adoptar el equipo de gobierno sería la de decir no al Gobierno a Madrid, a pesar de que sean de su propio partido. Con una actitud clara y firme de la máxima autoridad municipal. En cualquier caso, el grupo municipal del PSUC, reitera una vez más que la ubicación del posible cuartel y otros servicios, como la anunciada prisión a los terrenos de Viladecavalls, son decisiones que hay que tomar mancomunadamente. Esto quiere decir, un proyecto comarcal que contemple de manera racional la instalación y los lugares adecuados por estos servicios específicos. Por estas razones expuestas el Grupo Municipal del PSUC, votará en contra de este dictamen.”

Los grupos municipales del PSC y AP votaron afirmativamente. El PSUC y CiU, con argumentaciones diferentes votaron en contra. “El PSUC se opuso radicalmente a la ubicación del cuartel en Terrassa, mientras CiU mostró su negativa a que el Ayuntamiento tuviera que pagar el costo de los terrenos”.

Según se puede leer a la crónica del DT (20 de octubre de 1984):

“El primer domingo del mes de noviembre de 1984, y por tercera vez consecutiva, los vecinos de La  Cogullada cortaron el tráfico e hicieron una manifestación a lo largo de la carretera de Martorell, en oposición al cuartel de la  PN (…) A pesar de la lluvia, el vecindario se concentró durante más de una hora al cruce de la calle Pare Moncau,  Edisson, y también en la avenida Joaquim de Sagrera, marchando posteriormente hasta el calles  Arquímedes y Galileo”, se emplazaron por el próximo domingo día 9, se puede leer a las crónicas de la prensa local.

Efectivamente el mes de noviembre fue muy intenso: A propuesta de la asociación de Vecinos de La Cogullada, la FAV, apoyó a las nuevas acciones de protesta, pidiendo a los grupos municipales para que se convoque un referéndum. También se acuerda la celebración de una gran matinal, con una fiesta infantil y otras acciones reivindicativas, en los terrenos donde se quiere ubicar el cuartel, por el día 25 de noviembre. El Comité por la Paz y el Desarme de Terrassa también hace un llamamiento para sensibilizar y movilizar el vecindario de la ciudad. El PSUC pide a los socialistas que consideren esta decisión sobre el cuartel.

Finalmente se convoca una manifestación por el día 30, desde la plaza del Progreso hasta el Ayuntamiento, y la recogida de firmas. “La Asociación de vecinos de La Cogullada ha reaccionado pronunciándose en contra de la construcción del cuartel de la Policía Nacional en terrenos del barrio. La Asociación recuerda las necesidades de la zona. La Cogullada se pronuncia a favor de encontrar un emplazamiento más adecuado y se apunta como alternativa: los terrenos de la Mancomunidad Terrassa-Sabadell, u  otros  similares”. El cuartel no se llegó a construir.

Epílogo. En aquel entorno hay ahora un hotel y alguna promesa pendiente: el famoso  Arboretum, y otras equipamientos como el Palacio de Justicia, el edificio de los juzgados y los parkings adyacentes. También nuevos problemas asociados a la nueva configuración del barrio: los viales por vehículos motorizados (nuevas fracturas y barreras) de los laterales de la Riera del Palau; la entrada en el barrio por la calle Mozart desde la carretera de Martorell, convertida en vía rápida, como hemos denunciado reiteradamente; la desaparición del comercio de proximidad: ningún quiosco o ninguna panadería (ahora para comprar pan se tiene que ir a una gasolinera); o el espectáculo del cableado de las compañías de telefonía que han colonizado las modestas fachadas con total impunidad y consentimiento de la administración local, nuestro Ayuntamiento. Pero de todo esto ya hablaremos otro día.

Ahora, a finales del año 2023, hay que recordar que las conquistas sociales no cayeron del cielo. Las movilizaciones y las luchas sociales no siempre se ganan. Pero esta pequeña victoria hay que rescatarla del olvido y ser transferida a las nuevas generaciones. Esta crónica vecinal coincide con la placa que figura ahora al Museo Nacional de la Ciencia y de la Técnica el Vapor Aymerich, Amat y Jover, un patrimonio colectivo salvado del derribo especulativo de los años 70. Quizás, si algún día llegamos a ver el famoso Arboretum, los vecinos y vecinas del barrio tendríamos que reivindicar una placa que recuerde que allá estaba previsto otro emplazamiento. Sin memoria no es posible fortalecer la democracia. Son pequeñas huellas que hay que transferir, como hizo «Lola  Puertolas C» en su trabajo «Historia crítica de la  Cogullada», de enero del 2009. Conviene que este hilo de la memoria colectiva persista, con otras historias comunes y cotidianas del barrio, por una Terrassa mejor y una ciudad con futuro por todo el mundo.

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