
¿Qué pasa ahora con los coles que han elegido TODO en valenciano?
Hace unos días los valencianos hemos sabido del resultado de las votaciones en los colegios públicos y concertados para elegir la lengua en la que cada familia quiere que sus hijos reciban las clases. La elección de la lengua es un ejercicio de libertad, en palabras del conseller de educación, del PP, que permitirá a las familias elegir, para evitar la imposición del valenciano. Esto lo dijo en varias ocasiones, de una forma u otra. Lo que quería, ya lo ha logrado: eliminar mucha docencia en valenciano en coles en los que ahora ya estaba instaurada con normalidad. Si en una clase ha ganado la docencia en castellano, esta lengua se utilizará un 80-88% para impartir contenidos. Pero la clase de mi hija, en el cole Soler i Godes de Castelló, ha elegido valenciano. De 26 alumnos, han votado a 22, y todos ellos han elegido valenciano. Ninguno ha elegido castellano. En este caso, sería lógico que nuestras hijas recibieran clase un 80-88% en valenciano, ¿no? Pues no será así. El porcentaje será menor al 60%. La pregunta es fácil: ¿no es un poco la ley del embudo? ¿Quién impone qué? No sólo ha sido la clase de 3º de primaria. En todo el cole han elegido lengua 153 personas, y sólo 11 de ellas han escogido castellano. La reflexión general de los adultos castellanohablantes es que no ven amenaza ni problema alguno en que las hijas aprendan en valenciano, e incluso se considera una competencia «extra» que les dará solvencia y autonomía en un futuro, a nivel profesional y también social.
Aprender valenciano, por tanto, entre las clases obreras o trabajadoras, es valioso. Al menos, en las zonas donde la lengua convive a diario, como es el territorio de Castelló provincia. Digo las clases trabajadoras, porque como decía Miguel Maldonado hace un año en uno de sus programas de la ser, «si para sacar una sartén, tienes que mover otra que está encima, es que no eres de clase alta». Incluso en un cole como el mío al que acude gente con salarios más elevados que la media, con trabajos más estables, y con mucho padre y madre con formación universitaria, la sensación de clase trabajadora, y humilde, es ésta. Por decirlo de forma gráfica, mi cole quizá parezca en comparación con otros, de mayor poder adquisitivo, pero os aseguro que toda la gente sigue teniendo las sartenes apiladas. Si miramos los datos de todo el País Valenciano, el resumen es que la pública elige valenciano, y la concertada, castellano. Dejando aparte la interpretación por territorios, ya que es obvio que la distribución del uso de la lengua en el territorio valenciano no es homogénea. Hay sitios donde ha salido castellano, porque no se habla otra cosa. El diario.es ya publicó el día 7 de marzo lo obvio: cada lengua gana en su territorio predominante. Pero que la pública elija valenciano mayoritariamente, frente a una concertada que elige castellano con diferencia, también tiene una relación con la clase social, al menos con la asumida. Si vas a un concertado, ya has renunciado a la calidad de la pública, y te segregas un poco. Ahora, si encima ya no aprendes valenciano, te segregas algo más. Financiar la concertada con dinero público, después de esta consulta, y para un gobierno progresista y que busca evitar la ruptura social (y no la imposición cultural desde arriba) debería estar claro: ni un duro al modelo de educación que no reconoce la identidad del pueblo donde está. Proponemos una segunda votación: ¿seguimos pagando la concertada con dinero público, ahora que sabemos que con ese dinero se está financiando el inicio de la desintegración de nuestra comunidad como pueblo de acogida?
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