«Algunos periódicos, para consolarnos de nuestros desastres, recuerdan hoy las glorias que adquirimos en la conquista de América. Sería mejor que las callaran. Si creyéramos en la Providencia, diríamos que en el presente siglo nos hace purgar los crímenes que ahí entonces cometimos. Nuestras pretendidas glorias no fueron sino una interminable serie de hechos que nos deshonran […].
La esclavitud la establecimos en todas partes: en unas descaradamente; en otras, en las más, bajo el hipócrita nombre de encomiendas. Se repartía los vencidos y se encomendaba a los conquistadores que los instruyeran en los sagrados e indiscutibles dogmas, y sobre todo en los oscuros ritos de la religión cristiana. Los religiosos encomenderos los destinaban en su exclusivo provecho a los más rudos trabajos, importándoles poco que sucumbieran de hambre y de fatiga. A los pocos años de haberse ganado la isla de Santo Domingo, tan despoblada quedó, que se hubo de ir a buscar en la Florida esclavos para la labor de las minas.
Está aún por escribir la historia de España: nuestra historia viene hoy por hoy reducida a una serie de leyendas. Urge que se las reemplace por la historia verdadera, a fin de que no padezcamos ilusiones como las que nos han traído a las presentes guerras. América toda se ha sublevado en este siglo contra nosotros y ha conseguido al fin dejarnos sin una pulgada de territorio. Es el justo castigo de los crímenes que hemos convertido en glorias».
Publicado por gentileza de los amigos de Debats pel Demà

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