Estoy leyendo un libro, Un libertario se encuentra cono un oso de Matthew Hongoltz-Hetling, que me ha hecho pensar sobre como las palabras crean el mundo. El libro, muy interesante, va de un grupo de libertarios (libertarios desde el punto de vista yanqui, muy individualistas) que idearon un plan para tomar el control de una ciudad estadounidense y eliminar por completo su gobierno, «una historia real sobre lo que ocurre cuando una ideología política marginal choca con el mundo real» como dice su contraportada.

Pero no quería centrar la reflexión en esto, por tanto de hablar de los impuestos (debe ser la segunda palabra más utilizada en el libro, después de osos), me di cuenta del significado de la palabra: impuestos, impuestos, obligaciones. Y me vino a la memoria el libro «No piensas en un elefante» de George Lakoff, donde explica que nuestra manera de ver el mundo viene determinada por los “frames”, los marcos mentales, que podríamos definir como: estructuras mentales que dan forma a la manera como vemos el mundo. Es decir, nosotros, que creemos en un Contrato Social, incluso en la necesidad de un nuevo Contrato Social (y no quiero hablar aquí ahora ni de Hobbes, Locke, Rousseau, Proudhon, ni siquiera de Rawls), usamos palabras negativas para defender un mundo mejor: ¡los impuestos son buenos! (que mal queda).
Y ahora que lo pienso, en mi pueblo siempre, al habla de impuestos, se ha dicho «pagar la contribución». Contribuir. ¿Veis la diferencia? ¿Cuándo hemos pasado a hablar de impuestos? ¿Y nosotros queremos crear un marco mental positivo por el Contrato Social? Seguro que una persona joven le propones una imposición o una contribución y lo ve todo de una manera bastante diferente.
Recuerdo que cuando intentamos hacer un programa para jóvenes para explicar la necesidad de pagar impuestos, lo bueno que era pagar más impuestos, nos costaba encontrar las palabras exactas para que se entendiera, y es que fallaba la primera premisa. Claro que gana un mensaje populista de lo que hacen con mi dinero, seguro que se los quedan, mejor decido yo en qué gastarlos…
Igual no es la única palabra que estamos utilizando mal. ¿Hagamos una lista? Yo empiezo:
1. Impuestos no, contribuciones.
2. Sé que alguien habla de «militar en la organización»…
3.
La palabra contribuciones no suena ajena. Antiguamente se ha usado mucho en los pueblos para referirse al ibi o las basuras.
Al fin y al cabo es eso, una contribución colectiva.