Llevamos pocos años de uso de las nuevas tecnologías esto provoca que no tengamos muy establecidos los límites y unos usos sociales adecuados del móvil. Por ejemplo, entiendo que es una falta de educación que cuando estás reunido con una persona lo primero que haga sea poner el móvil encima la mesa ante sus ojos. Lo mismo pasa ahora cuando vas al médico y este mira la pantalla del ordenador.

Cuando vas a comer lo primero que hace todo el mundo, en vez de parar el móvil y guardarlo, es ponerlo sobre la mesa. Y no solo esto, sino que cada vez que suena o vibra lo miran a ver qué tuit, qué mail o qué mierda les ha llegado.

En las reuniones la cosa no es mejor. Un día estaba en una reunión con once personas y llegó un momento que ocho estaban hablando con el móvil. Primero se levantaban y se iban fuera de la sala. Ahora ya se quedan en la mesa y hablan por el móvil. Los únicos tres que estábamos allí sin hablar por teléfono nos mirábamos con cara de vivir un mundo de locos. Los poderosos, que nunca son educados, hacen llamar y siempre te encuentran –sean empresas de telefonía o de cualquier cosa. ¿Cómo ha conseguido tu móvil? Te venden cosas por teléfono un domingo a las cinco de la tarde o un lunes a las 12 de la noche.

El colmo de la carencia de educación es cuando te llama una máquina, cuando te pones cuelga, entonces ya sabemos a qué horas estás y en los próximos días te llama una persona desde la otra punta de mundo, cualquier día a cualquier hora.

Pero quizás la vez que viví una demostración de peor educación en relación al móvil fue en una mesa redonda en València, suena un móvil, de los tres conferenciantes, el móvil que sonaba era el del que hablaba. Sentí una gran vergüenza y a la vez un gran alivio cuando vi que no era el mío. La cosa, pero fue a más, el individuo que estaba hablando ante cien personas, sacó el teléfono, lo cogió y ¡respondió la llamada!

Quizás que empezemos a hacer decálogos de un uso social educado del móvil. De hecho, todos sabemos que el móvil es un instrumento perverso que no sirve de nada. Además si te tienen que dar malas noticias no hacen falta los móviles, te enteras rápido.

Ya es normal que suene el móvil cuando estás en una ceremonia en un tanatorio, ahora solo nos falta experimentar que suene el móvil del muerto. ¡Y que responda!