Ficha técnica
Título original: One Battle After Another
Año: 2025
Duración: 160 min.
País: Estados Unidos
Director: Paul Thomas Anderson
Reparto: Leonardo DiCaprio, Sean Penn, Benicio del Toro, Chase Infiniti, Teyana Taylor.
Género: Thriller. Acción. Drama. Comedia.
Crítica
Paul Thomas Anderson es, seguramente, junto con Quentin Tarantino y Martin Scorsese, el mejor director americano en activo. Un autor total que, en cada proyecto que hace, busca nuevas fronteras para demostrar que, en un mundo repetitivo y abundante de remakes, él opta por la creatividad al más puro estilo del new Hollywood de los años setenta.
Paul Thomas Anderson no se repite nunca. A lo largo de su carrera ha pasado desde estructuras narrativas poco convencionales, como podíamos ver en “Magnolia”, a dramas épicos más grandes que la vida, de corte clásico, como “There Will Be Blood”, o al contrario, a dramas contenidos, pero plenamente cargados de intención, a “The Phantom Threat”, pasando por comedias más ligeras, pero igualmente punzantes, como “Punch Drunk Love”, o a su ópera prima, la fantástica “Boogie Nights”. Así como le ha pasado en todos sus proyectos, Anderson también ha ido evolucionando, y ha pasado de ser un director prodigio, conocedor de todo su talento, y con muchas ganas de que nosotros veamos como es de inteligente, a un autor total que, desde “Licorice Pizza”, está adentrándose en un terreno completamente diferente, un terreno que baila entre el drama, el thriller, la comedia, y uno “no-se-qué” indescriptible, pero que te hace saber, al momento, que estás ante un film de Anderson. Y es que las últimas películas de Paul Thomas Anderson se asemejan muy poco a nada que hayamos visto. Así como se podría relacionar “Boogie Nights” con “Goodfellas”, y “The Master”, o “There Will Be Blood”, son grandes películas, excelentemente narradas y escritas, con “Licorice Pizza” entramos en otro lugar. Ya no hay grandes ambiciones, es puro cine, es el placer de estar, es una magia diferente, pero sin tantas pretensiones, sin tantas ganas de demostrar nada. Y con “One Battle After Another” pasa exactamente lo mismo. Es un film que, con cualquier otro director, estaría condenado al fracaso, ya que juega con un tono que, de no ser completamente consciente de cada una de las decisiones, haría que el film, en algunos momentos, pareciera carca, recargado, o pasado de moda, pero no, Paul Thomas Anderson se vuelve a reinventar y, como siempre, acierta en todo el que hace.
“One Battle After Another” nos explica la historia de Bob Ferguson (DiCaprio), un revolucionario que, después de un intento fallido de revolución, se ve apartado de la sociedad. 16 años después, Ferguson es un hombre venido a menos y completamente alienado del mundo. No tiene móvil, no entiende las nuevas tendencias, se pasa los días drogándose, bebiendo y viendo VHSs de films revolucionarios de hace mil años. No recuerda ninguna contraseña, no recuerda los puntos claves de la revolución. Es, resumidamente, un inútil. Como DiCaprio resume muy bien en una entrevista, es todo el contrario a Tom Cruise. Pero, una vez más, queda claro que, a los humanos, en el fondo, nos gustan más los perdedores que los ganadores.
Paul Thomas Anderson aprovecha esto para criticar el racismo, el gobierno, la sociedad americana, la homofobia y las clases altas que, sin moverse de su despacho, lo controlan todo. Seguramente, uno de los films más políticos de su director.
Si Brad Pitt con F1 era el ejemplo de Cary Grant, o de Steve McQueen, DiCaprio se postula más como un James Dean, un James Stewart, o un Paul Newman, en el sentido de que, que sí, que son guapos, pero también sufren, caen, gritan, se enfadan y lloran. Por supuesto que va a gustos, pero parece que los dos tótems de las últimas décadas de Hollywood, a pesar de que siempre escogen proyectos muy diferentes, siguen demostrando todo su talento y ambición, para seguir haciendo del cine una experiencia, y no solo un objeto de consumo. Y es que está muy bien ver películas donde te tratan como un espectador inteligente y no como un consumidor.
Anderson nos presenta un llamamiento a la revolución, a combatir contra los malos, y a dejar que los jóvenes elijan sus luchas. “One Battle After Another”, es, sin duda, la película del año. Con el cine nunca se sabe, pero estar al equipo de Anderson es sinónimo de estar siempre en el bando ganador, y esto no tiene precio. ¡No pares nunca, Paul!
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