
Hace tiempo que hay cosas que van de mal, muy mal. La gente prefiere hablar en público de su vida íntima y de sexo que, de política, les da vergüenza hablar de política. Es decir, aquello que es privado lo elevamos a público y aquello que es público lo escondemos. Estamos caminando hacia el fin de la vida privada. Ahora, generaciones mal educadas en algodón y en valores líquidos les cogen ataques de narcisismo y creen que todo lo que forma parte de la vida cotidiana interesa en todo el mundo, tanto como les interesaba a sus papis.
Si lo que hacemos en la vida no nos interesa ni a nosotros mismos ¿cómo podemos creer que interesa a los otros? ¡Qué presunción! No encuentro que vivir tenga mucho sentido, en muchos momentos es indudable que cuesta encontrarle significado (Albert Camus) y mientras tanto hay legiones de personas que no lo saben, no se lo han preguntado nunca, no tienen tiempo, huyen y se hacen la ilusión que los otros encontrarán sentido en su vida. Estamos ante un egocentrismo enfermizo que al ser masivo es muy preocupante y denota que algo está pasando en nuestra sociedad.
Facebook e Instagram es la evidencia que la gente está insatisfecha. Se argumenta que son redes sociales donde la gente se relaciona de nuevas maneras. No. Se ponen la pantalla de parapeto, para separarse de una relación. La relación social les da miedo. Estamos ante actitudes de fobia social. La gente tiene centenares de amigos, buena manera de gritar que no tienen ninguno de verdad. Tienen amistades líquidas no amigos. Josep Pla decía que había amigos, conocidos y saludados. Ahora la gente cree que tiene amigos cuando solo tiene saludados.
No nos tendría que extrañar tanto, de hecho, el invento del Facebook es de un tipo descerebrado que ante su evidente discapacidad emocional y social se inventa una cosa para ligar. Y monta un sistema para una sociedad discapacitada emocionalmente y socialmente. Se ha hecho rico y ha tenido éxito, ¡pongámonos a temblar! A su propio socio y amigo lo sacó de la empresa con alevosía, ¡lógico! ¡Que se puede esperar de gente enferma? Lo vemos cada día. Facebook e Instagram es el gran sueño de los totalitarismos. Antes tenían que imponer el confesionario con la amenaza del infierno, ahora ya no hacen falta ni amenazas en vez del confesionario van a la plaza del pueblo a explicarlo contentos.
0 comentarios