Inteligencia para concebir, coraje para querer, poder para forzar

Inteligencia para concebir, coraje para querer, poder para forzar

Revista laica para la reflexión y la agitación política republicana

logo-memoriadelfuturo

Francisco Franco. La espantosa muerte de quien murió en la cama (artículo completo)

20/11/2025

 

  1. Presentación y el primer aviso serio

Ahora que celebramos 50 años de la muerte del vil dictador fascista Francisco Franco, algunos que no movieron un dedo para acabar con él, dicen como justificación de su inacción: Franco murió en la cama. Una frase que se ha repetido hasta la saciedad y que se repite estos días. Es decir: yo no hice nada, pero los que sí hicieron (muchos se jugaron la vida y la perdieron) fue en balde porque no sirvió para nada. Una muy mala coartada ética. Muy mal mensaje a los jóvenes.

El franquismo murió en las fábricas, en los barrios obreros, en las universidades e institutos, en los barrios y en las calles. En realidad, Franco murió en la cama después de una espantosa, larga y cruel agonía. Veámoslo.[1] De entrada, no está clara ni la fecha de su fallecimiento en la Ciudad Sanitaria de La Paz, fue en algún momento en el transcurso de la noche del 19 al 20 de noviembre de 1975. Oficialmente las causas eran «Enfermedad de Parkinson. Cardiopatía isquémica con infarto de miocardio anteroseptal y de cara diafragmática. Úlceras digestivas agudas recidivantes, con hemorragias masivas reiteradas. Peritonitis bacteriana. Fracaso renal agudo. Tromboflebitis íleofemoral izquierda. Bronconeumonía bilateral aspirativa. Choque endotóxico. Paro cardiaco.”

Pero vayamos al inicio de esta fase final del infame dictador. Ni el guionista más militantemente antifascista hubiera escrito ni imaginado una muerte más espeluznante. 

El 9 de julio de 1974 Francisco Franco ingresaba en la clínica Francisco Franco, de Madrid, hoy Hospital Provincial, para tratarse de una flebitis en la pierna derecha. En realidad, a su párkinson, muy avanzado, se le sumó una tromboflebitis y, posteriormente, ya en el hospital, llegaron las hemorragias. Fue Vicente Gil, su médico particular, quien decidió ingresarle. Franco firma el traspaso de poderes a Juan Carlos de Borbón. La familia, Doña Collares y el yerno no quieren. Doña Collares era Carmen Polo, apodada así por el afán de robar joyas por donde iba, al punto que los joyeros tuvieron que constituir un fondo común para hacer frente a estos saqueos. Cuando el yerno, Cristóbal Martínez Bordiú, llegó a Madrid procedente de Filipinas donde estaba invitado por el dictador Ferdinand Marcos a la celebración de Miss Mundo, se desencadenaron las broncas. Martínez Bordiú, era marqués de Villaverde casado con la única hija del general (hay dudas sobre la paternidad) Maria Carmen Franco Polo (futura duquesa de Franco, un título concedido por Juan Carlos I). Martínez Bordiú era cardiólogo e intentó el año 1968 ser el primero en España en realizar un trasplante de corazón, pero el pobre paciente murió pocas horas después. El primer trasplante cardíaco en España fue realizado por Josep Maria Caralps en 1984. Es decir, Martínez no tenía ningún escrúpulo por la vida de nadie incluidos sus pacientes.

Hay una gran batalla por el control sobre el dictador. El 21 de julio de 1974 se produce según Preston una «indecorosa pelea en el pasillo del hospital ante la habitación de Franco” entre su médico Gil y el marqués de Villaverde. Llegaron a los insultos y a las manos. No quiso que le operaran de una hemorragia: «A este señor no se le opera.” Intentó probar con él una «máquina de circulación extracorpórea.”  Gil se interpuso físicamente. En medio del despropósito, no pudieron “innovar” porque era una máquina que no entraba por la puerta de la habitación 609. Gil es cesado. Carmen Polo le dice “médicos hay muchos, yernos sólo uno”. El marqués se llevó a su equipo del Hospital de la Paz.

 

2 Juan Carlos de Borbón jefe del Estado interino y los últimos fusilados por Franco.

Juan Carlos de Borbón asumió interinamente la jefatura del Estado entre el 19 de julio al 2 de septiembre de 1974, y después desde el 30 de octubre hasta el 20 de noviembre de 1975 por la agonía de Franco. Asumió el poder sin ningún escrúpulo moral.

Después de julio de 1974 ya nunca las cosas serían como antes. Vicente Pozuelo Escudero, substituto del doctor Vicente Gil, se encargó desde entonces de atender médicamente al Caudillo y utilizó un acientífico “método psicológico” que consistía en lo siguiente: hacer desfilar a Franco con la canción de Soy valiente y leal legionario. El doctor relata «los ojos de Franco brillaron, apretó los labios, echó los hombros hacia atrás y comenzó a sonreír, sintiéndose una vez más como un «novio de la muerte» El cuadro no puede ser más patético. Lo más increíble es que lo cuenta el propio doctor Pozuelo.

En este contexto, 1975, Carlos Arias Navarro, presidente de gobierno dice «Franco es un viejo, aquí no hay más cojones que los míos.” Utrera Molina, que fue ministro de Vivienda y secretario General del Movimiento Nacional, le dice a Franco que Arias es un traidor, Franco se echó a llorar y dijo «Pero que no se entere nadie.» Franco remata a Utrera «No olvide que, en último término, el Ejército defenderá su victoria.» Utrera le juró permanecer en su puesto hasta el último aliento. Le respondió Franco: «una lealtad como la suya no es frecuente.” Y Franco se «quebró, lo abrazó y lloró copiosamente.” Se despidieron así: «Caudillo a tus órdenes ¡Arriba España! con el brazo en alto, Franco responde tembloroso se pone en pie e intenta poner también el brazo en alto.»

Arias era conocido como el Carnicero de Málaga, donde firmó y ejecutó más de 4.000 penas de muerte. De hecho, cuando ETA, en el marco de la Operación Ogro, hace volar al presidente del Gobierno en el año 1973 era ministro de la Gobernación. Cuando Franco se enteró que Carrero había muerto dijo “No hay mal que por bien no venga” y en vez de echarlo porque era el responsable de su seguridad, nombró a Arias Navarro presidente de gobierno, en sustitución del fascista volador. Hay que ver cómo se relacionaban entre ellos, que catadura moral.

Franco aún tiene tiempo y energía de fusilar a más españoles. El 27 de septiembre de 1975. Fueron asesinados tres miembros del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP) José Humberto Baena, José Luis Sánchez Bravo y Ramón García Sanz y dos miembros de ETA político-militar, Juan Paredes Manot (Txiki) y Ángel Otaegui. Juan Carlos de Borbón se mantuvo aprobando esta inmoralidad. A Franco le faltaban menos de dos meses para expirar.

 

  1. Un panorama grotesco

Según el médico Dr. Pozuelo, Franco «perdía peso por días (…) estaba continuamente nervioso y apenas podía conciliar normalmente el sueño.” El 1 de octubre de 1975 aún salió al balcón en la Plaza de Oriente en unas condiciones lamentables. Se trataba de una gran concentración de homenaje en respuesta a las enormes protestas internas e internacionales por las ejecuciones de los cinco jóvenes antifascistas. En el balcón estaban Carmen Polo, Juan Carlos de Borbón, Sofía de Grecia y Carlos Arias Navarro. Franco volvió a repetir que había una “conspiración masónico-izquierdista de la clase política, en contubernio con la subversión terrorista-comunista en lo social”. La gente gritaba: “Al paredón, al paredón”.

El día 12 de octubre se celebra el día de la hispanidad y día de la raza (se supone que la raza española, una vergüenza que aún sea fiesta nacional). Franco no quiso negarse a asistir al acto del Instituto de Cultura Hispánica porque se lo pidió su nieta María del Carmen Martínez-Bordiú. Su marido Alfonso de Borbón y Dampierre, el duque de Cádiz, era el presidente de este Instituto. Ese fue el último acto público al que asistió Franco.

Tres días después, el 15 de octubre a las tres de la madrugada, corriendo, Vicente Pozuelo se dirige al Palacio de El Pardo. El ayudante de Franco, Maximino González le cuenta, antes de entrar en la habitación, que el Caudillo se había quejado en varias ocasiones: le dolían los hombros, el pecho y sentía una gran opresión. En el dormitorio de Franco hay un oratorio de la época de Fernando VII, con el brazo incorrupto de Santa Teresa. Como todo el mundo sabe es un gran remedio para la enfermedad. Eso sí, tardan 24 horas en hacerle un electrocardiograma: infarto. El comunicado médico decía: «En la madrugada del día 15 de octubre de 1975, S. E. el jefe del Estado sufrió un episodio de insuficiencia coronaria aguda y en el electrocardiograma se detecta una zona eléctricamente inactiva de tercio medio del inferior del tabique y de cara diafragmática con confirmación analítica.” Pero, tras el paso del texto por las Casas Civil y Militar, el comunicado que se publicó decía otra cosa: «En el curso de un proceso gripal, su excelencia el jefe del Estado ha sufrido una crisis de insuficiencia coronaria aguda, que está evolucionando favorablemente, habiendo comenzado ya su rehabilitación y parte de sus actividades habituales.”

Franco asiste al Consejo de Ministros del día 17 monitorizado desde una habitación contigua. Le cuentan que Juan Carlos de Borbón asistió a un acto en La Mancha y la gente gritaba «Franco, Franco, Franco». El corazón monitorizado de Franco indica que el pulso subió hasta 120 y a punto estuvieron de irrumpir en la sala del Consejo. A partir de entonces: silencio oficial. Juanito, el ayudante, le dice al doctor Pozuelo: «Doctor, ¡no va a pasar nada! ¡Se ha puesto en legionario, como en Brunete!»

El día 18 Franco escribió su testamento: «Os pido que perseveréis en la unidad y en la paz y que rodeéis al futuro Rey de España del mismo afecto y lealtad que a mí me habéis brindado (…) Al llegar para mí la hora de rendir la vida ante el Altísimo y comparecer ante su inapelable juicio, pido a Dios que me acoja benigno a su presencia, pues quise vivir y morir como católico. En el nombre de Cristo me honro, y ha sido mi voluntad constante, ser hijo fiel de la Iglesia, en cuyo seno voy a morir.”

Hay que decir que el testamento personal, el de su fortuna labrada en el latrocinio sistemático fue redactado por el notario Fernando Fernandez-Savater Martín, el padre de Fernando Savater: “Mi padre fue el notario ante el que Franco hizo su testamento (el personal, claro, no el político que escribió casi moribundo y que después se hizo público)”.[2]

Eso sí Franco asistió a misa el día 19 de octubre. El marqués de Villaverde controló hasta el último detalle. A parte del control médico, controlaba la relación de Arias Navarro con Franco y era el portavoz de la familia.

 

  1. Unas operaciones salvajes.

El día 28 se hacen público otro parte médico: parálisis intestinales, trombosis venosa mesentérica: situación crítica. Las «heces en forma de melena» vendrían poco después. Fueron innumerables los comentarios jocosos acerca de esta forma de comunicar la agonía. Don Juan Carlos asumía las funciones de Jefe de Estado por un decreto del día 30 de octubre. El 3 de noviembre a Franco le falta la respiración y tiene una hemorragia gástrica. Comienza a expulsar la sangre por vía anal. Las condiciones son inconcebibles. Franco está en el Pardo en unas condiciones de hospital de campaña. Dado el estado del paciente los médicos se enzarzan en una gran pelea sobre si vale la pena operar o no. Incluso su hija no quiere operarlo. Al final lo operan. Deciden trasladarlo a un hospital, pero no hay tiempo. La sangre mancha la cama y las alfombras. Lo trasladan en una camilla al botiquín del regimiento, un espacio deprimente a unos 200 metros. Dos ministros tienen que ayudar a cambiar la funda del colchón lleno de sangre. Los ayudantes tienen que sostener a mano las lámparas que acercan al bisturí del Dr. Hidalgo Huerta, que es quien abre el vientre del Generalísimo. El Pardo se queda prácticamente a oscuras para concentrar allí toda la energía. A pesar de ello, el bisturí eléctrico falla. Por fin, el Dr. Hidalgo Huerta liga la arteria rota y la hemorragia cesa. Franco ha perdido la consciencia. Nunca más volverá a recuperarla, excepto, quizá, para tener algunos momentos, poquísimos, de lucidez.

 

  1. Sigue el suplicio

El 6 de noviembre se produce la Marcha Verde de Marruecos. Es decir, la invasión del Sahara Occidental español. El vetusto ejército español fascista fue incapaz de defender su territorio, en una traición sin parangón. El ejército español siempre ha sido más eficaz reprimiendo y matando españoles que defendiéndolos. Joan Carlos de Borbón tampoco hizo nada. (El 10 de diciembre, la ONU aprobó la Resolución 3458 B, con los votos de España y Marruecos, donde se dice que el Sahara Occidental tiene “el derecho inalienable de todas las poblaciones saharianas originarias del territorio a la libre determinación”).

La primera operación dura tres horas Franco dice «es duro morir.” Su macabra familia demostró una sed de poder y dinero infinitas. ¿Por qué todo esto? Porque la familia lo mantenía en vida a toda costa para renovar los cargos del régimen como Alejandro Rodríguez presidente del Consejo del Reino y de las Cortes que se acababa el 26 de noviembre.

Sufriendo más hemorragias sin control el día 7 de noviembre lo llevan a La Paz. El marqués, aunque lo intenta, ya no puede frenar el traslado. Once vehículos, precedidos por motoristas, enfilan el sanatorio por un camino inusual, todo es un caos. También llega una segunda comitiva con el brazo de Santa Teresa y el manto de la Virgen del Pilar. La operación dura cuatro horas y le quitan el 90% del estómago. Le localizan 11 úlceras sangrantes. El día 14 le operan por tercera vez. Hay 32 médicos a cargo de la situación. Preston describe el momento: «Ya está muerto en vida y la prolongación de su existencia es absolutamente artificial, ante las críticas de algunos de sus allegados y de algunos miembros del equipo médico, a los que el marqués silencia con la mirada. Todos los jerarcas del franquismo se agolpan en el hospital, nadie lo podrá ver”.

Toda España seguía la lectura de los partes del «el equipo médico habitual.” La prensa clandestina publicaba con evidente humor negro militante «Abreviemos por favor.»[3] Lo mantenían a 33 grados y probaron en él todo tipo de tratamientos de lo más extravagantes y acientíficos. El Dr. Pozuelo dice que se ensayaron «todos los tratamientos que se nos ocurrían.” Es el lance final a un tipo que hizo gala de menosprecio a la cultura y la ciencia. Este menosprecio a la ciencia se convirtió en una venganza.

 

  1. El fatal y dramático final

El día 20 de noviembre a las 4,58 horas en todas las redacciones se escribe: «Franco ha muerto, Franco ha muerto, Franco ha muerto.” Cuando Marcelino Martín le dice que ha muerto, Juan García Carrés contesta: «Eso es imposible.” Cabe recordar que Carrés fue el cerebro de la Matanza de Atocha, del despacho de abogados laboralistas de CCOO.

Carlos Arias Navarro comparece en TVE a las 11 de la mañana llorando: “Españoles, Franco ha muerto”. Años después se incorporó a Alianza Popular, que después cambió el nombre por el de Partido Popular.

Se dice que realmente murió el 19 a las once de la noche, pero que esperaron para hacer coincidir la fecha de la muerte de Franco con la de la muerte de Jose Antonio Primo de Rivera. Posiblemente el electroencefalograma ya daba plano a las once de la noche, aunque el respirador se retirara finalmente a una hora indeterminada después de las doce. Oficialmente muere por «Shock endotóxico provocado por una aguda peritonitis bacteriana, disfunción renal, bronconeumonía, paro cardiaco, úlcera de estómago, tromboflebitis y enfermedad de Parkinson.» A la hora de vestirlo desaparecieron las medallas que tenía que vestir Franco. Había ladrones por todos lados. Los fascistas son así incluso entre ellos. Además, por si fuera poco, alguien sin escrúpulos muy cercano hizo fotos del dictador agonizando. Fotos que nos recuerdan para la historia que este relato es real. Lo veremos más adelante. Televisión Española, la única, suspendió la película que tenía programada para esa noche del 20, y que llevaba por título Satán nunca duerme. Un sarcasmo involuntario.

    7. El entierro bajo 1.500 kilos

Lo enterraron bajo 1.500 kilos de piedra blanca de Alpedrete, con una sola inscripción bajo una cruz esquemática: «Francisco Franco.” Fue en el Valle de Cuelgamuros, más conocido como Valle de los Caídos. Un monumento fascista que aún hoy pagamos todos. El peso de la piedra es el símbolo de la losa que sufre todavía el Reino de España. (No lo sacaron de allí hasta el año 2019. Una vergüenza más). En el exterior permanecen desde hace muchas horas: falangistas, tradicionalistas, ex cautivos, alféreces provisionales, caballeros legionarios, hermandades de combatientes, caballeros mutilados, viriatos y pides portugueses, guardias de hierro rumanos, croatas, fascistas italianos. Hay camisas azules, negras, pardas, boinas y gorras de todo color. Condecoraciones mussolinianas, hitlerianas, salazaristas, franquistas. Han intentado llenar los 30.000 metros cuadrados de la explanada con sus Cara al Sol, con sus Yo tenía un camarada e incluso con el Oriamendi. Hay que recordar que estamos en 1975 no en 1939.

Una vez muerto continuó el expolio. Empiezan a salir camiones de El Pardo durante esos días y un ministro de la reciente democracia atisbaba el tráfico desde su casa, bien situada y dominando la carretera del palacio.[4] Los robos se sucedieron. Carmen Franco, la hija del dictador, se llevó joyas a Suiza, (algunas interceptadas) y Carmen Polo, la viuda del Caudillo, recibió durante muchos años cuantiosas pensiones del Estado, incluso bajo el gobierno de Felipe González. Franco robó desde el primer día hasta el último y su familia hasta ahora.

 8.Corolario de sinvergonzonería 

Hay un corolario de las atrocidades de aquellos días. En el año 1984 La Revista publicó las fotos de la agonía de Franco. Jaime Peñafiel, su director, se inventa un personaje para encubrir a Cristóbal Martínez Bordiú:

Un personaje que, a lo largo de 30 años, había servido al general como un perro fiel hasta el día de su muerte, el 20 de noviembre de 1975 (…) para hacerme partícipe de una información «muy confidencial» sobre el general que podía interesar a mi publicación. Tengo algo mejor para que usted pueda vender millones de ejemplares. Y de repente, con mucho teatro y con sus ojos pequeños, profundos y negros, como los de Franco tal vez por mimetismo, clavados en los míos, sacó del bolsillo derecho de su chaqueta gris oscura -todo él era gris- un sobre, uno de esos sobres normales, de color blanco, que se usan para enviar cartas. Mis ojos iban de los suyos al sobre que había colocado en la mesita y del sobre a sus ojos maliciosamente sonrientes. De repente retiró la mano y allí quedaron, frente a mí, el sobre y su misterioso contenido. Con parsimoniosa elegancia, sin exteriorizar mi desbordante curiosidad, tomé el sobre que estaba abierto, introduje los dedos pulgar y corazón en su interior para sacar ¿una?, ¿dos?, ¿tres?, ¿cuatro? Sí, cuatro fotografías en color de 13×18. (…) Allí estaba el general, allí estaba el testimonio gráfico de lo que se sospechaba le habían hecho durante los 15 días que permaneció en la habitación de la primera planta del Hospital La Paz: negarle el derecho a morir tranquilamente, sin dejarle aceptar la propia muerte de una manera digna. Las fotos que tenía en mis manos eran un ejemplo terrible de lo que se puede hacer con un hombre, conservándole, gracias a la tecnología, hasta el último palmo vegetativo.

 

Existe una trascripción de cómo fue la conversación:

– Como usted puede ver en estas fotografías, Su Excelencia murió como un perro al que se le han hecho toda clase de perrerías y nunca mejor dicho. Yo quiero que se sepa lo que reflejan estas imágenes.

– ¿Cómo se atrevió a hacer estas fotografías? ¿No pensó que podrían sorprenderle con tanto control y vigilancia como había?

– ¡Pero si yo no fui el autor! ¡Pero si yo no hice las fotos! Las hizo el marqués.

– ¿El marqués de Villaverde? -pregunté.

– Sí, el doctor Martínez Bordiú, el hijo político de Su Excelencia, el yernísimo, como le llamábamos.

– ¿Usted piensa que el marqués hizo estas fotos para venderlas?

– Pienso que sí. No me dirá usted que las hizo por interés científico. En esos casos, sólo se fotografía el campo operatorio, pero el marqués bien que se preocupó por que se viera en las fotografías toda la parafernalia que rodeaba la agonía y muerte de Su Excelencia. Hasta las enfermeras, que eran suyas, aparecen posando ante el pobre Caudillo sin respeto ni asepsia.

– Pienso que estas fotografías pueden valer unos 50 millones (unos 889.000 euros al cambio actual).

– Pero, hombre de Dios, no hay nada que valga 50 millones -le contesto-. Haciendo un gran esfuerzo le podría dar 10 o 15 millones, como mucho.

– ¿Nada más?

– Piense que asumo todos los riesgos. El marqués hasta me puede acusar de robo. ¿Y cómo demuestro que no las he robado?

 

Las fotos fueron hechas entre el 14 de noviembre y cualquier día antes del 20, cuando Franco murió. Al final se pagaron 15 millones de pesetas, una gran cantidad en aquellos años. El Marqués se querelló: pedía 50 millones de pesetas y cinco años de cárcel, pero fue condenado a pagar hasta las costas.[5]

9.Lo más lúcido se publica ya en 1975

Juan Goytisolo escribe aquellos mismos días: «En la larga, irreal agonía de estas últimas semanas -mientras era torturado cruelmente por una especie de justicia médica compensatoria de la injusticia historicomoral que le permitía morir de vejez, en la cama- dicho sentimiento no me ha abandonado nunca: ningún afecto de piedad ha acompañado la lectura -objetivamente monstruosa- de las nuevas y más rigurosas dolencias que día tras día divulgaba el parte oficial de un equipo médico que parecía crecer en razón directa al número de sus enfermedades».[6]

Ángel Bernal escribe «le quedaban 26 días de tortura infinita. En dos semanas su cuerpo se consumió hasta pesar poco más de 35 kilos. No le quedaba carne. Le cosían la piel y los puntos se desgarraban. Comenzó otra gangrena en la pierna izquierda. Una de sus nietas, llorando, grito: ¡Dejadle ya! Él, a quien no se le conocía una queja en público, había dicho antes: Que duro es esto. O sea; dejarme ya. Pero no podían dejarle ir. Le punzaron el vientre y los riñones; le metieron sondas por la nariz, el esófago, la tráquea, el ano, la uretra, la femoral, el brazo izquierdo. Y los pregoneros seguían tan orgullosos: sigue consciente, tiene el pleno uso de sus facultades mentales. O sea: sufre hasta los más infernales abismos. La segunda oleada de úlceras fue provocada por un choc de stress, de sufrimiento. Algo atroz. (…) Y así fue como Franco vino a ser al final, durante un mes de espantosa agonía, la más dolorida víctima del franquismo, de su lógica implacable e inmisericorde.»[7]

  1. Garrido: «El humor se hizo horror. Curaban a Franco por odio; casi parecían decir: No te mueras, perro. Y no se moría: ¡Qué orgullo! Un segundito más de poder justificaba el atroz vapuleo del anciano. ¿Por qué no eres Dios, maldito? Ese era el fondo de la ira médica. Se moría, pero esto era impensable (…) Así se demostró que, en la lógica del franquismo, el poder no tenía derecho a ser humano, y todo quedo explicado durante este extraño paréntesis sin duración, en el que un anciano que murió el 25 de octubre fue obligado a resucitar en un infierno que, mira por dónde, existió por una vez ante los ojos sorprendidos de veinte millones de incrédulos.”[8]

¿Por qué algunas de las cosas más sensatas se publicaron en 1975?

10.Conclusiones provisionales.

Todo el mundo lo sabía. La utilización de la agonía de un hombre por motivos políticos: para dejarlo «todo atado y bien atado» se pretendía la reelección de Alejandro Rodríguez de Valcárcel como presidente de las Cortes, prevista para el 26 de noviembre. Con Franco vivo nadie de los franquistas hubiera votado en contra. Rodríguez de Valcárcel se presentó a la votación y, como es fácil de suponer, perdió. Fue elegido Torcuato Fernández-Miranda.

Si estaba todo atado y bien atado, la familia de Franco y su entorno del bunker fascista no se hubieran dedicado a torturarlo hasta límites insospechados. Todos los que dicen que Franco murió en la cama, como excusa moral de que ellos no hicieron nada contra la dictadura, no pueden explicar esta muerte tan atroz.

Franco sobrevivió muchos años porque era el más sanguinario de todos ellos, y el que menos escrúpulos morales tenía, no ya contra los republicanos, la mayoría de los españoles, sino contra los suyos propios. Para Salvador de Madariaga el más alto interés de Franco es Franco, el más alto interés de Charles de Gaulle es Francia. Preston explica que la eficacia de Franco residió “en la despiadada implacabilidad del uso del terror de estado”. Hay que recordar que el nacionalismo que más españoles ha torturado, encarcelado y asesinado es, sin lugar a dudas, el nacionalismo español. Francisco Franco, corrupto desde el primer día, vago, incapaz e inculto no tenía ningún aprecio a ningún español, ni a los rojos, ni a los fascistas. De hecho, con sus atrocidades podría haber rellenado perfectamente un capítulo del libro Elías Canetti: “Masa y poder”.[9]

También hay gente mayor que dice: no sirvió de nada luchar, no se consiguió nada, mandan los de siempre. Vaya mensaje a la juventud. ¡Claro que sirve luchar! Si no fuera por la lucha de la gente, de la clase obrera, de sus organizaciones, de los partidos, de los sindicatos, de las mujeres, de los jóvenes y de los estudiantes, estaríamos todavía en un régimen dictatorial. Las luchas creaban espacios de libertad, ocupando las calles, plazas, institutos, fábricas, universidades y barrios que habían sido de los franquistas durante cuarenta años.

Hay más, murió Franco, pero el dictador pasó a ser Juan Carlos I previo juramento de los principios fundamentales del Movimiento Nacional y la fidelidad al fascista felizmente traspasado al infierno.

El Estado (democrático) no se atreve a hacer actos en recuerdo del 20 de noviembre de 1975. En primer lugar, aún por miedo y en segundo lugar porque muchos políticos y periodistas descubrirían, oh sorpresa, que la dictadura continuó hasta las elecciones de junio de 1977, un año y medio después, y que los ayuntamientos franquistas permanecieron hasta 1979, tres años y medio más tarde

11.La dictadura bajo Juan Carlos I

Días antes de morir, Franco le cogió la mano y le dijo: “Alteza, la única cosa que os pido es que preservéis la unidad de España. No me dijo «haz una cosa u otra», no: la unidad de España, lo demás… Si lo piensas, significa muchas cosas”.[10] Cuando muere Franco, Juan Carlos dice: “Una figura excepcional entra en la historia. El nombre de Francisco Franco era un jalón del acontecer español y un hito al que será imposible dejar de referirse para entender la clave de nuestra vida política contemporánea”.[11] Hay más: “A veces me preguntan si el General ejerció sobre mí una gran influencia. Pues sí, me influyó, por ejemplo, en la manera de ver las cosas con tranquilidad, tomando distancia, con cierto desapego”.[12] Ni que lo digas. En 1978, el mismo año de la aprobación de la Constitución española, la Casa Real hizo un comunicado. Pasmaos: “Hoy se conmemora el aniversario del Alzamiento Nacional que dio a España la victoria contra el odio y la miseria, la victoria contra la anarquía, la victoria para llevar la paz y el bienestar a todos los españoles. Surgió el Ejército, la escuela de virtudes nacionales, y a su cabeza el generalísimo Franco, forjador de la gran obra de regeneración. Casa Real, 18 julio de 1978”.[13] Julio de 1978! Y aún hay pelotas como Javier Cercas, izquierdista no practicante, que escribió: “Sin el Rey no habría democracia”.[14]

Mientras Joan Carlos I reinaba ya plenamente continuó la dictadura y continuaron las torturas. Hubo muchos casos, exponemos sólo un ejemplo. Siendo rey Juan Carlos I, con Carlos Arias Navarro como presidente del Gobierno y Manuel Fraga como ministro de Gobernación, el 17 de abril de 1976 fue detenida y encarcelada la dirección de la Unión de Juventudes Comunistas de España (UJCE) en la temible Dirección General de Seguridad de Madrid. Es el lugar donde hoy Isabel Díaz Ayuso se resiste a poner una placa documentado la memoria del siniestro edificio.

Transcribimos un extracto de la entrevista que el cineasta Juan Antonio Bardem pudo hacer a los detenidos de la UJCE en la prisión sobre las torturas que recibieron[15]:

Vamos a precisar. ¿Qué clase de golpes?

–Bofetadas, puñetazos, patadas, rodillazos, tirones de pelo, golpes con porra, golpes de karate, retorcimientos de brazos, pisotones… (…) Buscan los puntos dolorosos del cuerpo y susceptibles de no dejar huella visible. Testículos, estómago, riñones, bazo…

–Y en la cara. Es corriente que te peguen con ambas manos y con fuerza en los dos oídos al mismo tiempo. Eso te aturde y te desequilibra.

¿Y después? (…)

–Por ejemplo: el camello, el pato, la ruleta rusa, el quirófano, la gimnasia…

–El camello es un “juego” para agotarte físicamente. Consiste en colocar los brazos y manos esposadas debajo de las corvas, ponerte un peso encima –varias mantas cuarteleras, libros gruesos, guías telefónicas…– y hacerte caminar en esta postura curvada durante varias horas. (…)

¿Qué insultos?

­- Rojo, cabrón, hijo de puta, maricón; vamos a traer aquí a tu mujer, a tus padres y ya verás lo que es bueno. Te vamos a lisiar, desgraciado. Te vamos a despellejar.

– A mi mujer la detuvieron conmigo. Está embarazada de tres meses. Me decían: “¿De quién es el hijo, cabrón, tuyo o de Marx? La hemos inyectado y vas a tener un hijo tonto.

–El “pato” es un “camello” perfeccionado. La posición es similar, pero al esposarte más abajo, sólo puedes andar, desde luego en cuclillas, pero de puntillas. Después de una hora estás completamente deshecho.

–El “quirófano” es, dentro de los que conocemos, el número bomba, la apoteosis. Preparan un escritorio como mesa de operaciones. Te tumban a lo ancho de él. Te cuelgan así las piernas desde las corvas y el tórax i la cabeza. Boca arriba. Así el estómago está tenso y los testículos bien a la vista. Las manos esposadas a la espalda.

–Entonces 5 o 6 policías te golpean continuamente: puñetazos en el estómago y los testículos. Hay diversos estilos que se suceden rítmicamente y todos con la máxima contundencia. Así uno te aporrea como si batiese un tambor con los puños. Otro es especialista “testicular”, es decir tiene gran perfección en los puñetazos en los testículos. La reacción tuya al golpe es arquear el cuerpo, parece como si la columna vertebral fuese a romperse. Alguno después de este tratamiento ha tenido graves lesiones de columna. Un compañero se pasó dos años enyesado y en cama.”

Y, en general, la sesión ¿cuánto dura? (…)

–De interrogatorio un promedio de 10 a 12 horas diarias, con dos o tres sesiones al día. Empezando a cualquier hora del día o de la noche. Por ejemplo, a las dos o tres de la madrugada. (…)

¿Y la tortura psíquica? ¿Qué formas tiene?

–Me llevaron a un despacho donde tenían a mi mujer y delante de ella me interrogaron. Cuando no respondía empezaron a pegarme ante su vista. Y volvieron a hacerlo una y otra vez. Al mismo tiempo me amenazaron con pegarle a ella, a su vez, si no respondía. (…)

Una de ellas a pesar de estar embarazada fue torturada mientras su pareja era obligado a asistir a la escena para que delatase. La chica embarazada de tres meses, perdió el hijo. Su compañero no soportó el trauma y se suicidó dos años después. ¿Ha pedido perdón Juan Carlos de Borbón? ¿Va a pedir perdón su hijo Felipe VI?

 12.Las victorias hay que saber verlas.

Es evidente que no conseguimos lo que queríamos: la república y el socialismo (no esta socialdemocracia fallida). Pero hubo muchas victorias. Escuelas para todos los niños y jóvenes, acceso notable de las clases populares a la universidad, universalización de la sanidad, aumento exponencial de las pensiones, salto adelante en infraestructuras, mejoras espectaculares de los pueblos y ciudades, y derechos básicos de reunión, información, asociación, legalización de sindicatos, partidos, derechos de manifestación, huelga, etc. Aunque está claro que queda mucho por hacer.

Hay gente que aún hoy critica el extraordinario sacrificio de miles y miles de personas a lo largo de cuarenta años. Valió la pena, claro. Sin ellos la dictadura hubiera continuado con Juan Carlos I. Cuando el dictador portugués António de Oliveira Salazar fue apartado del poder por una enfermedad el año 1968, le sustituyó Marcelo Caetano hasta la Revolución de los Claveles de 1974.

Quiero resaltar aquí tres elementos que hicieron caer la dictadura. En primer lugar, las grandes manifestaciones aún con el dictador Juan Carlos I. Fueron las desconocidas manifestaciones del 1 y 8 de febrero de 1976 en Barcelona que supusieron un gran combate en las calles contra el régimen. La primera reclamando la amnistía por los 600 presos antifranquistas que aún estaban en prisión y la segunda para reivindicar “Llibertat, amnistia i Estatut d’Autonomia”. Le Monde titulaba su editorial «Le défi catalan» (El desafío catalán). En segundo lugar, la respuesta al atentado fascista contra el despacho de abogados laboralistas de CCOO y del PCE del 24 de enero de 1977 donde fueron asesinados cinco de ellos a sangre fría y la impresionante manifestación en Madrid del 26 de enero de 1977. Y un tercer elemento a retener, España era en aquellos días el país europeo con más huelgas, siendo paradójicamente el único donde la huelga estaba prohibida.

Creo que si hay que destacar un error de la transición no fue que los dirigentes traicionaran al pueblo, como algunos acostumbran a decir. En realidad, nadie sabe la repuesta a la pregunta de Enrique Berlinguer “cuantas masas se necesitan para parar a un tanque”. Nosotros le añadiríamos a los tanques, los jueces, la policía, la guardia civil, el ejército, la cúpula del Estado, los bancos, los poderes económicos y la Iglesia, (La Conferencia Episcopal Española aún hoy no ha pedido perdón por su colaboración entusiasta con la dictadura). El error mayor fue a mi parecer que la izquierda abandonó la lucha por la República y los valores republicanos. Una enseñanza para hoy y para mañana.

Franco murió en la cama, pero torturado de la peor forma posible, con el ensañamiento más alucinante, infringiéndole el mayor dolor cuando ya no podía defenderse, no por sus enemigos, sino por los suyos, por su familia y por sus allegados más radicalmente fascistas. Nunca olvidaremos que provocó la peor etapa de la historia, de la misma manera que nunca olvidaremos los miles y miles de mujeres y hombres que lucharon contra él, primero durante la guerra con las armas en las manos y después durante la interminable dictadura. Celebremos que hace cincuenta fue felizmente traspasado al infierno de la peor forma posible.

 

 

[1] Seguimos en el primer tramo de este artículo a Paul Preston: Franco. Caudillo de España. Grijalbo. Barcelona 1996 y Vicente Pozuelo: Los últimos 476 días de Franco. Planeta Madrid, 1980

[2] Fernando Savater: Mira por dónde. Autobiografia razonada. Editorial Taurus. Madrid 2003. P. 37.

 

[3] Jove Guàrdia JCC octubre de 1975.

[4] José Maria Izquierdo. El País 20-11-1985.

[5] Jaime Peñafiel El Mundo 15/11/2015

[6] Juan Goytisolo: «Reinar despues de morir» en Prenecologia del franquismo. Cuadernos de Ruedo Ibérico. París, 1975. P. 159

[7] Ángel Bernal “Crónica breve de una agonía macabra» en Prenecologia del franquismo. Cuadernos de Ruedo Ibérico. París, 1975. Pp, 165-168

[8] F Garrido «Intramuros la muerte de Franco.” en Prenecologia del franquismo. Cuadernos de Ruedo Ibérico. París, 1975. Pp. 171-187

 

[9] Elías Canetti: “Masa y poder”. Alianza editorial. Barcelona 1997

[10] Daniel Raventós, Miguel Salas, Sin Permiso 8-4-2018;

[11] Lluc Salellas: El franquisme que no marxa. Edicions Saldonar. Barcelona, 2017. p. 136.

[12] Rebeca Quintans: Juan Carlos I. La biografia sin silencios. Akal. Madrid, 2016. pp. 162 y36.

[13] Juan Carlos Monedero: La transición contada a nuestros padres. Nocturno de la democracia española. Libros de la Catarata. Madrid. 2017. p. 92.

[14] Ignacio Sánchez-Cuenca: La desfachatez intelectual. Escritores e intelectuales ante la política. Libros de la Catarata. Madrid, 2016, p. 11.

[15] Jordi Serrano: “La transició democràtica: el cas Domènec Martínez” en: Espai de Llibertat. Fundació Ferrer i Guàrdia, 1º trimestre de 1999, pp. 27 a 32; “Contra la represión y por la libertad”, JCC, 20-5-1976.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

11. La muerte de Franco: La dictadura bajo Juan Carlos I

Días antes de morir, Franco le cogió la mano y le dijo: “Alteza, la única cosa que os pido es que...

10. La muerte de Franco: Conclusiones provisionales.

Todo el mundo lo sabía. La utilización de la agonía de un hombre por motivos políticos: para...

9. La muerte de Franco: Lo más lúcido se publica ya en 1975

Juan Goytisolo escribe aquellos mismos días: "En la larga, irreal agonía de estas últimas semanas...

8. La muerte de Franco: Corolario de sinvergonzonería

Hay un corolario de las atrocidades de aquellos días. En el año 1984 La Revista publicó las fotos...
Aquesta web utilitza galetes pel seu correcte funcionament. En fer clic en el botó Acceptar, estàs donant el teu consentiment per usar les esmentades galetes i acceptes la nostra política de galetes i el processament de les teves dades per aquests propòsits.   
Privacidad