El día 20 de noviembre a las 4,58 horas en todas las redacciones se escribe: «Franco ha muerto, Franco ha muerto, Franco ha muerto.” Cuando Marcelino Martín le dice que ha muerto, Juan García Carrés contesta: «Eso es imposible.” Cabe recordar que Carrés fue el cerebro de la Matanza de Atocha, del despacho de abogados laboralistas de CCOO.
Carlos Arias Navarro comparece en TVE a las 11 de la mañana llorando: “Españoles, Franco ha muerto”. Años después se incorporó a Alianza Popular, que después cambió el nombre por el de Partido Popular.
Se dice que realmente murió el 19 a las once de la noche, pero que esperaron para hacer coincidir la fecha de la muerte de Franco con la de la muerte de Jose Antonio Primo de Rivera. Posiblemente el electroencefalograma ya daba plano a las once de la noche, aunque el respirador se retirara finalmente a una hora indeterminada después de las doce. Oficialmente muere por «Shock endotóxico provocado por una aguda peritonitis bacteriana, disfunción renal, bronconeumonía, paro cardiaco, úlcera de estómago, tromboflebitis y enfermedad de Parkinson.» A la hora de vestirlo desaparecieron las medallas que tenía que vestir Franco. Había ladrones por todos lados. Los fascistas son así incluso entre ellos. Además, por si fuera poco, alguien sin escrúpulos muy cercano hizo fotos del dictador agonizando. Fotos que nos recuerdan para la historia que este relato es real. Lo veremos más adelante. Televisión Española, la única, suspendió la película que tenía programada para esa noche del 20, y que llevaba por título Satán nunca duerme. Un sarcasmo involuntario.



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