Los focos están puestos en Juan Carlos I, su libro y sus lamentables declaraciones, pero quedan opacada la actitud y las palabras y los silencios de Felipe VI. Atendiendo a que es hijo de quien es, tendría que hacer un esfuerzo para parecer demócrata y antifascista. Lo que ha pasado en las últimas semanas está muy lejos de esta idea. La vida de Felipe VI no empezó muy bien, a su bautizo asistió Francisco Franco. Él no tiene ninguna culpa de eso, pero sí de que hasta hoy Felipe de Borbón todavía no haya criticado al franquismo. Veamos.
El día antes de la conmemoración de los 50 años de la toma de posesión de rey Juan Carlos I en el Congreso de los Diputados Felipe VI hace un discurso. Era una buena ocasión para posicionar al monarca ante la dictadura. Nada más lejos de la realidad. Si repasamos el discurso de Felipe VI del 21 de noviembre de 2025 en el Congreso de los Diputados titulado “50 años después: la Corona en el tránsito a la democracia” no hay ni una sola alusión a la dictadura. Un discurso tramposo y patético por otro lado. Veamos:
“Empezaré por la palabra “monarquía». Entenderán que, acogiéndome al principio académico de no incluir en la definición la palabra definida, no les hable de ello en primera persona. Así que acudiré ─y pido perdón por la licencia─ a algunas de las definiciones que he conocido de los más jóvenes, de los niños que participan en el concurso de la Fundación FIES que ya va por sus 45 ediciones y se titula “Qué es un rey para ti», y que encierran una visión intuitiva ─también valiosa─ de la institución y de su papel. Unos ejemplos:
Dice Aldara: “la Corona es equilibrio y unión». Y dice Sofía: “La Corona es muy importante por su labor continua de conciliación». Y Marta explica que “los puentes unen», y que por eso ella imagina que la Corona “tiene un papel semejante a los constructores de puentes». Puentes, equilibrio, continuidad, conciliación… son palabras que, en efecto, tienen mucho que ver con la labor de la Corona; y también con el trabajo de su Titular, que es, para Javier, “un punto de encuentro para todos»; y para Sion es “un faro»; y para Laia es “el tronco de un árbol» y, para Emma es “un paraguas».
Se merecería un despido procedente quine ha escrito el discurso y claro quien lo ha leído. No es imaginable un acto de la monarquía británica recordando el desembarco de Normandía sin posicionarse. Una vergüenza. Pero hay más, el presidente de Alemania Frank-Walter Steinmeier el 28 de noviembre va al País Vasco, a Guernica y realiza un discurso pidiendo perdón al pueblo vasco. Habla que Alemania tiene una “responsabilidad histórica”, que el bombardeo supuso un “crimen brutal” y que “no olvidemos lo que ocurrió entonces, este crimen fue cometido por alemanes.” Después deposita una corona de claveles blancos y se reúne con dos supervivientes nonagenarias en el mayor gesto de desagravio en 88 años. Hay que recordar que el bombardeo de Guernica fue ejecutado por la Legión Cóndor de la Luftwaffe (con la ayuda de la Aviación Legionaria Italiana) y causó más de un centenar de muertos. Pero si estos bombardearon Guernica fue porque se lo pidió Francisco Franco, con quien combatió su abuelo, el hombre que puso al padre de Felipe VI de rey.
Lo extraordinario del caso es que el Felipe de Borbón, tuvo que asistir al acto, pero al contrario que Steinmeier no abrió la boca. Hay gente indocumentada que dice, ¿por qué Felipe VI tiene que pedir perdón si no tiene la culpa? Steinmeier tampoco tiene ninguna culpa, pero pide perdón en nombre del Estado alemán. Felipe VI además tendría que esforzarse más ya que es rey porque es hijo de un rey puesto por Franco el año 1969. No nos podemos imaginar un presidente de Alemania que hubiera jurado las leyes del Reich y jurado fidelidad a Hitler como hizo Juan Carlos de Borbón.
Tenemos un rey emérito que aun ahora loa a Franco y su hijo es incapaz de desmarcarse de la herencia de Franco. Una vergüenza. Y los medios del sistema dicen que la culpa del auge del franquismo es de los jóvenes y a su vez de los maestros.


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