Vivo en la zona cero de la Peste Porcina Africana. Los primeros casos de jabalíes muertos por la PPA se produjeron en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) que está a solo seis kilómetros en línea recta del piso donde vivo. Hace días que estamos confinados y no podemos ir a andar por el entorno natural de la ciudad, que es el que nos queda más cerca y donde los sabadellenses vamos a hacer excursiones habitualmente. Y os quiero explicar cuáles son las medidas que los gobiernos municipales autonómicos y central han puesto en marcha. Os sorprenderá.
Hagamos un paréntesis. Estos días, y hasta el día de reyes, nos bombardean con una ingente cantidad de anuncios de perfume de mujer y de hombre. Nunca hubiera imaginado que la gente gaste tanto dinero al perfumarse. ¿Pero sabéis qué productos hay dentro de los perfumes? ¿Sabéis cómo los hacen? He mirado muy atentamente los anuncios y he llegado a algunas conclusiones.
La primera es que esto de las colonias y los perfumes es muy peligroso, por lo tanto, al final de cada anuncio habría que poner un aviso -como el de los medicamentos- que dijera: «Lea las instrucciones de este perfume y consulte el psiquiatra». Segunda. Las mujeres llegan al orgasmo solas con el perfume, no necesitan los hombres para nada (metáfora real de la vida). De hecho, mientras están con hombres están más pendientes de la cámara que de ellos. Lógico. Tercera. Este es un tema propio de los misterios de «Cuarto milenio» de Iker Jiménez: ¿por qué no hay ningún perfume para personas normales y corrientes? Son solo para ricos y famosos. Seguramente se debe al hecho que solo los ricos y famosos los pueden pagar, pero entonces, ¿por qué los anuncian por la televisión? Cuarta. Casi todas las chicas que salen a los anuncios son chicas guapas pero llenas de traumas y mala cara. ¿Todos los que hacen anuncios son misóginos? Quinta y conclusión provisional: las únicas mujeres que ríen y son felices, son las que no se ponen perfume. Sexta. No sabemos si los hombres y mujeres de los anuncios se echan por encima el perfume o la colonia o si se lo beben. Y tampoco sabemos qué productos que enturbian la razón contienen. Muchas de las caras son de gente que parece que acaben de ver a John F. Kennedy vivo. Séptima. Si los anuncios de perfumes fueran reflejo de la realidad, se demostraría que no es cierto que a las mujeres se las gane habiéndolas reír puesto que no hay ninguna mujer que ría una vez se ha puesto perfume. Octava, a pesar de que a los anuncios sólo salen hombres sin afeitar, cabreados con el mundo y atontados -alguno incluso después de ponerse perfume, se estrella de cabeza contra un muro de hormigón- y las mujeres guapas son raras, raras, no es que se buscan unos a los otros, quizás como dice una amiga mía: «Siempre hay una mierda para un tiesto».
Novena y última, después de analizar profundamente todos y cada uno de los anuncios durante muchos días tengo la obligación ciudadana y ética de deciros que si regaláis un perfume a vuestra pareja existe el peligro que esta se vuelva irremisiblemente tonto-a y pánfilo-a.
Pero no nos desviamos del tema que os quería comunicar, este es un artículo de servicio público en una revista de servicio público. Hay una evidencia: es imposible que los ciudadanos y ciudadanas nos pongamos tanto perfume como el que se anuncia. Además, también es evidente que los ciudadanos no nos pondríamos nunca los perfumes teniendo en cuenta las tonterías que van acompañadas de los propios anuncios. Por si fuera poco, la mayor parte de anuncios son en francés que no entiende tampoco ningún ciudadano.
Una explicación sencilla sería que nos ponemos los perfumes porque en el Reino de España hay muchas moscas y mosquitos y estos cuando huelen un perfume se suicidan. Pero no tenemos ni tantas moscas, ni tantos mosquitos por mucho tigre que sea. La razón al final es que los perfumes acaban con la PPA, me lo ha dicho de buena fuente un youtuber loco que ha hecho un video de diez segundos en Tik Tok.