Inteligencia para concebir, coraje para querer, poder para forzar

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Revista laica para la reflexión y la agitación política republicana

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Viento de tramontana y herencia republicana

6/09/2025

La política no se genera en el vacío, siempre actuamos en el marco de una herencia, de unas condiciones históricas que nos determinan. En nuestro caso, sin duda, cuarenta años de negra noche franquista siguen pesando en nuestra memoria, así como el recuerdo de las luchas populares y de las dos experiencias republicanas. 

Es interesante poner la mirada en el caso francés, cuna de la revolución republicana del 1789. Ser afrancesado en suelo ibérico suele ser un deporte de riesgo ya que Napoleón nos intentó conquistar allá a principios del siglo XIX y su ejército fue derrotado. Una derrota sin paliativos. Ni siquiera Ridley Scott se atreve a mostrarlo en pantalla en su última película sobre Bonaparte. 

Bien, la situación actual de la República francesa es de absoluta crisis de legitimidad. El presidente liberal, Emmanuel Macron, no acepta los resultados de las últimas elecciones legislativas, donde el Nuevo Frente Popular (la unión de todas las izquierdas) quedó primera fuerza. Ha aprobado por decreto reformas impopulares como alargar la edad de jubilación. Por si fuera poco, la deuda pública y la prima de riesgo están desbocadas y el primer ministro (nombrado a dedo) Bayrou quiere aprobar un plan de recortes de 44.000 millones de euros, así como eliminar días festivos. Todo para calmar a los mercados financieros. 

Y como en toda crisis de legitimidad, aparece el autoritarismo. La policía francesa carga contra las manifestaciones con una virulencia cada vez mayor, recordemos que las protestas de los chalecos amarillos se saldaron con once manifestantes muertos y las muertes de jóvenes racializados en los barrios populares son frecuentes. El tercer actor en disputa, la ultraderecha de Marine Le Pen y Jordan Bardella, aprovecha para situarse cerca del poder, criticando al gobierno, pero apoyando a la policía represora. Esperan alcanzar el control de la segunda economía europea, en mitad de una ola reaccionaria global. 

Por todo ello, y aprovechando nuestra situación geográfica, un grupo de militantes de Barcelona nos desplazamos más allá de los Pirineos para conocer de primera mano los debates políticos y sociales del estado vecino. A orillas del Ródano, el partido La Francia Insumisa organizaba su escuela de verano, que alternaba formaciones teóricas, debates políticos y auténticos mítines de Jean-Luc Mélenchon, Manuel Bompard o Mathilde Panot. A los asistentes les sorprendió nuestro viaje desde Barcelona, no había muchos extranjeros en el evento. Obviamente, agradecieron nuestra visita. 

La tradición republicana francesa es un revulsivo en momentos de crisis. La toma de la Bastilla, el fin de la monarquía o el canto de la Marsellesa, se unen al recuerdo de la Comuna de París de 1871, la Resistencia contra la invasión nazi o el mayo del 68. La barricada es siempre la solución. Por eso, el partido de Mélenchon se prepara para las elecciones municipales de marzo proponiendo constituir asambleas ciudadanas participativas, y a la vez tumbar el gobierno macronista con una huelga general el 10 de septiembre. No es casualidad que en el pequeño pueblo en el que nos alojamos haya un “árbol de la libertad”, plantado a lado de la Iglesia y del Ayuntamiento. Un símbolo de permanencia republicana.  

Ante el peligro de la extrema derecha, los insumisos y en general la izquierda gala no tienen dudas: ninguna concesión teórica. Definen Francia de forma no identitaria, de forma que el nuevo pueblo no excluye a los migrantes y los considera ciudadanos de pleno derecho. Si los lepenistas hablan de “gran sustitución”, ellos defienden sin rodeos el mestizaje y la criollización de Francia. Al mismo tiempo, en el evento tuvo una especial importancia la defensa del pueblo palestino y la denuncia del genocidio. En Francia, la cuestión palestina es mucho más polarizadora, el sionismo ejerce una gran propaganda a través de los medios de comunicación. ¡Incluso tienen disponible un canal israelí en francés en la televisión!

Si bien estamos ante un avance cultural mundial de la extrema derecha y su influencia en las redes sociales es tremenda, la izquierda francesa nos muestra que es posible en Europa plantear una alternativa. La receta: militancia de base en los barrios populares, unidad de la izquierda, audacia política y no rebajar jamás nuestros principios éticos. Naturalmente, nuestro contexto social es diferente. Por poner un ejemplo evidente, aquí la lucha por la vivienda tiene un papel más central. A nivel cultural, sigue existiendo el franquismo sociológico. No existen los milagros, debemos seguir rememorando nuestra propia historia republicana y popular, al mismo tiempo que aceptamos al nuevo pueblo en nuestra lucha por la emancipación.  Llamaban nuestros antecesores romanos transmontanus al viento frío del Norte, el viento que traspasa las montañas. En nuestra península recalentada, quizá la tramontana pueda refrescarnos las ideas.

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