Un espacio de entrevista que nace con la voluntad de compartir visiones y experiencias de personas relacionadas con las Casas de Juventud.
Lunes 15:30h. Benicasim. 40,0554455, 0,0629397
Compartimos espacio con Lydia Ferrando Ramos, monitora de tiempo libre, niña de esplai y joven involucrada en movimientos asociativos. Periodista y actualmente técnica de comunicación y actividades en la Xarxa Vives de Universidades.
Como muchas de las personas que nos ayudan en esta sección tienes experiencia en movimiento asociativo desde joven, nos podrías resumir tu trayectoria asociativa.
Mi trayectoria asociativa empezó desde que era pequeña, cuando un amigo de la infancia me recomendó empezar a participar en el Esplai. No recuerdo si tenía 9 o 10 años cuando empecé a ir los sábados al Esplai Cataflai de Benicàssim. El espacio, las actividades, las y los monitores… todo me enamoró desde el primer momento.
Poco a poco fui creciendo, y el Esplai se quedaba pequeño para mi edad y por eso participé en otros proyectos como el grupo de teatro Estem Vius, donde desarrollé mi parte más artística y teatral.
Seguidamente, participé también a las actividades de La Maranya y, cuando llegó el momento de sacarme el curso de Monitora en el Tiempo Libre, aproveché la oportunidad para poder seguir la estela de mis anteriores animadores. Ahí, cambié el rol, de ser una niña a una animadora. Hice las prácticas en el Esplai Cataflai de Benicàssim, justo donde empecé, y asumí cargos más internos como la presidencia de FADES-Federación de Asociaciones de Estudiantes o en la directiva de Mujeres libres-Envoltades. En esta última etapa, ya me encargaba de trabajo más interno, la recuerdo como un constante aprendizaje del mundo asociativo, pero de la parte más “administrativa”.
Optaste para centrar tus estudios en el campo de la comunicación, ¿qué te ha aportado esa formación a tu visión de la vida?
El ámbito de la comunicación ha sido un punto de inflexión en mis estudios. Cuando decidí qué estudiar, fue completamente en el azar. No tenía muy bien claro por donde tirar, y finalmente decidí periodismo.
No era consciente que muchas de las cosas que he ido aprendiendo a lo largo de mi vida serían tan útiles en mi desarrollo profesional. Muchas de estas, sobre todo las que corresponden a la parte organizativa y creativa, las aprendí en mi etapa asociativa a La Maranya, y me han servido tanto para mis estudios como para mi profesión. Comunicación me ha enseñado a cómo darte a conocer al mundo, como hacer llegar tu mensaje a tu público objetivo (muy útil también en el ámbito asociativo), como estar en el día a día de lo que piensan las personas jóvenes, como actúan o llegar a ellas, como estar en constante aprendizaje, pendiente de las redes sociales y de la realidad que pasa con el mundo.
También tuviste una etapa centrada en la política, ¿qué es lo más significativo de esa etapa?, ¿sentiste que podíais cambiar de verdad la vida de las personas?
De esta etapa, el más significativo para mí son las personas con quien he trabajado y he tenido la oportunidad de hacer comunicación política. El equipo humano, en cualquier ámbito, es lo más importante. Las cosas funcionan cuando tienes un equipo que va contigo y participas en espacios que hacen cambiar la vida de las personas. Tanto la política como el asociacionismo van cogidos de la mano. Solo en que haya un espacio que ya representa y lucha por los derechos de un colectivo, ya estás cambiando la vida de esas personas, porque nunca se volverán a sentir asolas. Obviamente, hay situaciones que no son agradables en todos los ámbitos, pero aquello que es importante vale la pena defenderlo.
Muchas de nosotros te seguimos de cerca y sabemos que has estado tiempo fuera, ¿qué has aprendido de todos tus viajes y estancias fuera?
Cuando viví en Australia, me di cuenta que muchas veces vamos a lugares con una idea de cómo será tu vivencia allí, pero nada que ver con la realidad. Australia es un país inmenso donde no solo vives con la cultura australiana, sino también con la asiática. Muchas de las personas que conoces allí son japonesas, y tienen una forma de ver la vida muy diferente a la nuestra. El respeto para entender cómo es cada persona viniendo de la parte del mundo que viene es muy importante para poder formar parte de un espacio.
¿Cómo piensas que entender otras culturas ayuda a generar comunidades más fuertes y cohesionadas?
Entender otras culturas es otra forma de formarte y de aprender a ser más respetuosa. Además, estar lejos de casa te hace crecer, ser una persona adulta que depende únicamente de tus habilidades y de tu manera de resolver conflictos o situaciones. No solo he estado en Australia, pero esta experiencia es la que más me ha hecho cambiar y ver la vida de otra manera. Soy consciente que no todo el mundo puede ir a vivir un tiempo fuera de casa, pero si existe la posibilidad, yo siempre lo recomendaré.
Con perspectiva, ¿qué te aportó estar vinculada de niña y de joven a asociaciones juveniles?
Haber estado vinculada a movimientos asociativos desde pequeña es lo que me ha hecho llegar hasta donde estoy ahora. En muchos aspectos de mi vida, todo el aprendizaje que he adquirido en esta etapa ha sido el que me ha hecho entender ciertas situaciones.
La conciencia social, el respeto, perder la vergüenza a hablar en público, la capacidad creativa y educativa, saber entender algunas situaciones, aprender a escuchar y ayudar al resto de las personas, son valores que llevo conmigo.
Una de las cosas que ahora me caracteriza, es que siempre llevo la agenda de papel y una libreta en todas partes. Y esto es porque lo aprendí en esta etapa, de mis monitoras y monitores, que siempre iban con ellas encima. Ahora mismo no sabría vivir sin organizarme mi día a día con una libreta y agenda (sonríe).
Lydia, un placer estar contigo y gracias para compartir con nosotros tu experiencia.



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