
He formado parte del llamado «Govern del Botànic» de la Generalitat Valenciana durante los ocho años que ha durado. Ha sido una etapa (más) de mi vida… diferente, inesperada, no deseada, disfrutada, asumida, atropellada, realista, interesante, dura… también maravillosa.
Una etapa en la cual fui nombrado responsable del Institut Valencià de la Joventut, el IVAJ, por Mónica Oltra, la vicepresidenta del Gobierno, sin que nos conociéramos y sabiendo que no soy de su partido. Quería gente de fiar y profesional para aportar soluciones. Agradezco enormemente a quienes le propusieron mi nombre y, sobre todo a ella, por confiar en mí y permitirme realizar todo lo que hemos hecho. Sin ella, lo tengo claro, hubiera estado muy difícil pasar de 11 a 31 millones de € de presupuesto al IVAJ.
Es evidente que todo o casi todo lo que hemos impulsado estos años desde el IVAJ estaba en la esencia del que hemos estado haciendo toda la vida en nuestros movimientos y asociaciones:
1. Creer en la gente joven. Y creer quiere decir escucharlos. Dejarlos hacer (incluso dejarles que se equivoquen).
2. Creer que nuestro papel es acompañarlos. No dirigirlos. No ofrecer actividades. Facilitar. I… ser ejemplo, estar también implicados en la mejora de la realidad.
3. Creer que se tiene que partir de la realidad que conocen, de las problemáticas que tienen, de aquí debe de nacer la motivación.
4. Y que la solución no es quizás individual, que juntos podemos conseguirlo. Agruparnos.
5. Creer que la educación es el camino, y que el espacio de la educación formal, el «fuera de la escuela» tiene un gran potencial: Actividad no obligatoria, asumiendo responsabilidades, con otra gente como tú…
6. Y que es en la adolescencia el momento más importante. Que hay que promover movimientos de infancia, que hay que facilitar estructuras para grupos de jóvenes, pero siempre se tiene que tener claro que la actuación principal es en la edad con más confusión, con más necesidades de los iguales, con más iniciaciones.
7. Y, ya puestos, que la administración debe de facilitar que sean las asociaciones las que lideran estas actuaciones, porque aportan mucha más implicación y compromiso.
Y con todo esto en la cabeza y sin un plan para expandirlo por todo el territorio, te encuentras ante un montón de recursos, humanos, económicos y técnicos, y con una responsabilidad que gestionar.
¿Qué hemos conseguido hacer?
1. Una Ley de juventud, la 15/2017, que dice, entre otras propuestas, que el trabajo con jóvenes se hace en los municipios. Y dice que debe pagarlo la administración competente, la Comunidad Autónoma. Que obliga a crear planes jóvenes locales y a hacerlos juntos a las personas jóvenes con los foros jóvenes. Que refuerza los Consejos de juventud. Que reconoce los profesionales de juventud. Que crea la Comisión Interdepartamental de Juventud en la Generalitat. Que habla de educación en la participación y dice que este es su principal objetivo: «fomentando la participación activa en el desarrollo político, social, económico y cultural», desarrollando el artículo 48 de la Constitución Española.
2. Una Estrategia Valenciana de Juventud, la EVJ 2019-2023, que busca coordinar todas las políticas de juventud: las de la Generalitat (en todos sus departamentos) y las de los ayuntamientos, que crea el marco teórico de que es trabajar en jóvenes y que concreta las herramientas para desarrollarlo. Un texto muy didáctico y motivador. Con una segunda parte de esos objetivos generados a partir de las voces jóvenes, a los que le faltaron indicadores.
3. La Red Joven, la concreción más clara y potente de la Ley y de la Estrategia. Tal como dice la Ley: «el sistema público valenciano de servicios a la juventud», es «de interés general para la Comunidad Valenciana». Con un Plan Concertado de Juventud, 2019-2023, que ha propiciado la contratación de más de 300 profesionales en todo el territorio. Con «obligación» de coordinarse.
4. Posicionar el ocio educativo, la educación no formal, como nuestro campo de trabajo. Al menos, entre la gente del mundo de juventud: profesionales, asociaciones, empresas, incluso concejalías.

5. Algunos programas, como el Joven Oportunidad, que prioriza a los más vulnerables, a los que la educación formal no acaba de ofrecerles una oportunidad. O “Me importa”, con recursos técnicos comprometidos con la realidad: «No me tocas el WhatsApp», campaña de prevención de violencia contra las mujeres; «Vínculos», manual por la prevención del extremismo violento; “En marcha por la Inclusión”, con EAPN-Comunidad Valenciana, transmisión de valores solidarios, de la diversidad y el voluntariado entre jóvenes; Exilio Ilustrado, sobre nuestros refugiados o “Con las refugiadas”, 10 pósteres en apoyo a las personas migrantes, entre otras.
Y, además: Mejorar las instalaciones juveniles, comprar un nuevo albergue Serra Mariola, hacer gratuito el Carné Joven, promover la Cátedra de Juventud en la Universitat de València, iniciar el Observatorio de juventud…
Pero hemos tenido dificultades, algunas insalvables, otras que hemos podido paliar:
1. La dificultad de encontrar profesionales que entendieron lo que es trabajar con gente joven, sin este carácter paternalista, consumista y adultocentrista que nos han dicho que es el que hay que usar.
2. La dificultad que los responsables políticos entendieran la importancia de apostar por el futuro de su pueblo, que invertir en juventud es la mejor inversión, que escuchar a las personas jóvenes es trabajar con ellas, no hay que organizar grandes actos, hay que dejar que los organizan ellos y ellas.
3. La administración, y alguna parte del funcionariado, ya hace tiempo que ha olvidado que está al servicio de la ciudadanía y burocratiza los procesos, incluso los más irrelevantes. Utiliza unos lenguajes y procedimientos que impiden a las personas tener una relación normalizada con ella. Y, lo que es peor, considera las iniciativas ciudadanas, el mundo asociativo, como si fueron empresas, como si el interés económico fundido el único objetivo.
4. Un trabajo que se basa en la creación de vínculos con la gente joven, para crear confianza, no puede estar condicionado por subvenciones anuales. Ni el ciclo vital de los procesos con jóvenes es el año natural, más bien el curso escolar. Ni todos los grupos de jóvenes acaban siendo una asociación y teniendo un CIF, pero hacen actividades y tendríamos que poder facilitarlos recursos. Pero las leyes están hechas desde altas perspectivas y con otros objetivos.
5. No estamos acostumbrados a trabajo en red y no lo valoramos bastante. La importancia de intercambiar experiencias, de trabajar conjuntamente el territorio donde se relaciona la juventud, de sentirnos acompañados, de sentirnos partes de un proyecto común, es más que necesaria en la precariedad de recursos y de formación que solemos tener.
6. La compartimentación de las administraciones tampoco ayuda mucho.
7. El no escribir lo que hacemos, el no encontrar espacios de reflexión, no sistematizar, no evaluar, no estudiar la realidad…
Y viendo estas dificultades, organizamos en noviembre de 2022, un congreso, Políticas PostZ, donde resumimos lo que habíamos hecho y los futuros que vemos necesarios, aquí algunas conclusiones:
1. Una nueva Estrategia de Juventud, que continúe el trabajo iniciado, que implique a toda la Generalitat, que sea consensuada con la gente joven y los profesionales, e incorpore indicadores y los presupuestos concretos.
2. Consolidar la Red Joven, con un primer paso, un decreto, que incorpore Juventud como una parte más de los Contratos Programa que la Generalitat firma con los ayuntamientos y que permita asegurar cuatro años de trabajo seguidos. Y, en un segundo paso, una nueva ley, que la transforme en estructural (que sea obligatorio para las entidades locales tener profesionales de juventud).
3. Crear un Sistema Público de Ocio Educativo: no vale ofrecer «extraescolares», ni «actividades para jóvenes», ni lugares donde «puedan pasar el tiempo», hay que convertir cierto tiempo libre en ocio educativo, con objetivos pedagógicos (los mismos que tendría que estar buscando la escuela) y siendo prioritariamente inclusivos (no olvidar a los que no tienen recursos). Y esto solo se puede hacer con una alianza contando con todos los que ya están aportando en esta dirección: movimientos juveniles, el mundo del deporte y el de la cultura, las diferentes asociaciones: fiestas, sociales, mujeres…
4. Promover una reconversión de las formaciones de profesionales que entiendan qué es escuchar y acompañar.
5. Hacer que funcionen los instrumentos que nombra la Ley actual: Una Red virtual que nos facilite el seguimiento y la coordinación en la Red Joven; un Observatorio de Juventud que lidere estudios periódicos de juventud (incluso con la colaboración de toda la Red Joven) y que recopile los «mapas» de los que habla el EVJ y nos permita adaptarnos a la realidad y mejorar, con datos, nuestra intervención; una Comisión Interdepartamental de Juventud, que verdaderamente coordine y controle las políticas de juventud de la Generalitat…
6. Y seguir reforzando el movimiento asociativo, pero con la intención que profesionalize, en el sentido que mejore, su intervención, de cara al hecho que pueda asumir un mayor protagonismo en ese Sistema Público de Ocio Educativo.
7. Porque el camino es la cogestión de los servicios públicos.
No tengo demasiado claro si la mayoría de los que hemos contribuido a este cambio en las políticas de juventud en la Comunidad Valenciana compartimos una gran parte de estas reflexiones, más bien creo que muchos de los políticos (y algunos profesionales) no acaban de entender lo que significa y lo que supone, pero hemos hecho un gran paso adelante al consolidar unas líneas lógicas de funcionamiento, hemos creado un sistema, hemos mostrado una metodología y una manera de actuar, hemos empezado a consolidar un corpus teórico y tenemos que sentirnos orgullosos. Y, al mismo tiempo, sabemos de nuestras carencias, sabemos que no hemos llegado a mucha gente joven, sabemos que vamos a contracorriente, pero ahora somos más, y un poco más organizados y con un proyecto más definido. Este mismo texto, por ejemplo, solo es un borrador a complementar, que tenemos que seguir ampliando y concretando. Tenemos mucho trabajo todavía.
Jesús Martí, animador juvenil y exdirector general del IVAJ
Muy interesante artículo, que resume una gran experiencia en el Institut Valencià de la Joventut. Habeis conseguido frenar la tendencia al desmantelamiento de la políticas de juventud iniciada en 2010 en todas las CCAA, habéis incrementado los recursos y desarrollado nuevas estrategias y proyectos, y la Ley 15/ 2017 de Juventud, es tal vez, a mi juicio, la más interesante, innovadora y efectiva de las leyes de juventud de nuestro país. Te felicito.