¿Y si estamos muy cerca de la proclamación de la república federal española 150 años después? Por una vez no seamos pesimistas. Una parte de las izquierdas han caído en el error de pensar que los grandes cambios son imposibles, que una república es imposible. Hubo un momento de cambio en los setenta cuando fueron hegemónicas las ideas de libertad hasta aquellos momentos solo reclamadas por heroicas resistencias antifascistas. Y ahora estamos asistiendo a otro cambio, el del fin del régimen de la restauración borbónica. Hay que reconocer que los borbones nos lo ponen fácil; el rey emérito y la familia real entera están haciendo patente hoy la frase de Charles-Maurice de Talleyrand “Es costumbre real robar, pero los borbones exageran” escrito antes de 1830 (debo la cita a Gerardo Pisarello: Dejar de ser súbditos. El fin de la restauración borbónica (Akal, 2021).
Por otro lado, el actual rey está cada vez más alineado con la extrema derecha, social, económica y política. Ya no disimula, puede estar contento en la toma de posesión del loco Javier Milei en Argentina y con cara adusta en la toma de posesión de Pedro Sánchez. Borbonea, es decir hace política reaccionaria, como todos los borbones.
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Hay que ser republicano porque como decía Tony Benn del ala izquierda del laborismo inglés: “Si fuera al dentista y la persona encargada de taladrarme la boca me dijera que en realidad no es odontólogo, pero que no me preocupara porque su padre o abuelo sí que lo fueron, sin duda me marcharía de inmediato”.
Foto: Gladys Martínez (@taimambi)
Continúa habiendo mucha gente que cree que se pueden reconducir las cosas en despachos, en la oscuridad y en muy pocas manos. Hace muchos años que el CIS no pregunta sobre la cuestión republicana. Pero las encuestas independientes nos dicen que hoy en un referéndum ganaría la república. El CIS catalán, el CEO, ha preguntado recientemente sobre el tema y un 70% de catalanes se declaran republicanos. Si hubiera una mayoría monárquica sin duda el CIS lo preguntaría y lo transmitirían urbi et orbi.
Pero hay que recordar que la ha historia la hacen las mujeres y los hombres cuando tienen ideas, se organizan y luchan para conseguir algún objetivo.
Los ciudadanos habían vivido durante cinco años en la conocida como Dictadura de Primo de Rivera. Poco podían atisbar lo que ocurriría poco después. El día 12 de abril de 1931 hubo unas elecciones municipales, en aquel momento la gente creía que efectivamente estábamos ante unas elecciones locales. Se hizo deprisa y deprisa una coalición de las izquierdas republicanas del momento. Seguramente la madrugada del 14 de abril casi nadie esperaba lo que pasó. El clima efectivamente estaba, pero hubo un desencadenante. Lluís Companys y Francesc Macià proclamaron la republica desde el balcón del Palau de la Generalitat. Y cambió la historia de Cataluña y la de España. El rey se fugó. Walter Benjamin escribió: «mientras actuamos vamos claramente por delante del que es nuestro conocimiento», pues esto mismo.
Ahora el clima también está, el desencadenante no lo saben ni aquellos que serán los protagonistas. Y muchas veces en la historia hemos visto como aquellos que luchan por un objetivo ven como quien gobierna la nueva situación son otros. Cómo dice el historiador Andreu Mayayo «la razón y el coraje no siempre tienen recompensa». También puede pasar. ¿Qué forma tomará el balcón en los próximos meses? De momento el balcón todavía está vacío y los ventanales cerrados pero una gran parte del pueblo está expectante. En tiempos de zozobra e incertidumbre hay que pensar que el futuro esperanzador igual esta a la vuelta de la esquina. Ánimos. (He tomado prestado la idea del título de este artículo del magnífico libro de Xavier Domènech: Hegemonías. Crisis, movimientos de resistencia y procesos políticos (2010-2013).
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