Desde nuestro trabajo en Centros de Participación juvenil en Castelló de la Plana, bajo el modelo de ocio educativo europeo, trabajamos con los jóvenes para generarles hábitos de participación a base de repetición de ciertos ejercicios de asunción de responsabilidades.
La metodología de trabajo de hábitos de participación con adolescentes está centrada en una de las fases, la fase 1. Esta fase de trabajo se caracteriza por el cumplimiento de responsabilidades de forma esporádica o puntual por las personas adolescentes que asisten a las actividades. Para ello, se establece un foro de reunión de asistencia voluntaria para todas las personas jóvenes que participan en las actividades organizadas durante las tardes entre semana. Esta reunión se conduce de una manera muy concreta, con el objetivo de provocar la recogida de actividades que las personas adolescentes quieran hacer en el centro, y, en segundo término y más importante del método propuesto, cuáles de esas propuestas en forma de tarea quieren asumir. Por último, la figura animadora debe cerrar con estas personas que quieren asumir tarea el día y hora de la semana siguiente en que vendrán a realizarla en el propio centro, dado que ahí es donde ocurre el grueso del impacto educativo acompañado por el profesional.
El método o modelo de trabajo en esta fase 1 se fundamenta en la premisa de que las personas adolescentes están en nuestro centro juvenil una media de 28-30 semanas durante un curso escolar. Esos son momentos de oportunidad para entrenar hábitos de participación sin compromiso permanente, es decir, asumir una tarea y no volver a asumir otra hasta que haya una decisión personal de hacerlo en la siguiente reunión de centro, esto nos dará un grupo de personas adolescentes dispuestas a colaborar en acciones de más calado participativo el curso siguiente, y con un aprendizaje a base de repetición de tareas.
En los centros hablamos de cuatro tipos esenciales de actividades. En primer lugar, las actividades periódicas son los talleres de centro, como pueden ser cocina, ecología, juegos de mesa… Estas actividades no son el objetivo de la intervención, sino que son necesarias para mantener vinculados, y con hábito de asistencia, a los grupos con los que trabajar la asunción de responsabilidades en el centro. En segundo lugar, las actividades puntuales pueden ser dirigidas a hacer difusión, a trabajar valores, o a generar un buen ambiente en el grupo.
En tercer lugar, la reunión de centro, a la que asisten todos los miembros del centro que ya acuden a las dos anteriores, suelen ser semanales o quincenales. Por último, y en cuarto lugar, las tareas son los momentos de acompañamiento individual a aquellas personas que asumen tarea en las reuniones de centro, y es en los que se acompaña en el proceso de asumir hábitos participativos con más efectividad. Esto tiene un valor pedagógico clave, porque educa en el principio de responsabilidad colectiva de que “si no hay alguien que se responsabilice de algo, ese algo no se puede hacer”, y esto es, sin duda, un buen motor de cambio de actitud hacia las responsabilidades del centro.
Esta tipología es una concreción de la que se define en los materiales históricos de Casas de Juventud. Uno de los materiales de referencia para esta cuestión es el ya histórico documento “Casas y equipamientos de juventud de las corporaciones locales” publicado en 1990 a raíz de unas jornadas en Murcia, con la colaboración del INJUVE, la FEMP, y la ya extinta Caja de Ahorros del Mediterráneo.
Finalmente, el trabajo descrito es perfectamente replicable a cualquier centro juvenil que disponga de un horario de tardes entre semana, una figura animadora con la formación mínima necesaria, una oferta de actividades estables que permitan el compromiso de asistencia a los adolescentes que pueden complementarse con actividades puntuales como elemento de captación, un espacio que permita que los adolescentes lo adapten o mejoren a su gusto y, por último, el compromiso de una reunión de centro juvenil de carácter semanal o quincenal, superando los retos básicos de cómo conseguir que los jóvenes asistan con asiduidad.
Asimismo, el ciclo de trabajo de las tareas individuales: en primer lugar, voy a la reunión; en segundo lugar, asumo la tarea y, finalmente, realizo la tarea. Este ciclo ha sido testeado suficientemente y es un método sencillo y replicable para cualquier profesional que quiera trabajar hábitos de participación.
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