1988. Casa de Juventud A Dalla del Rabal de Zaragoza. José Luis Palacios, María Jesús Luna y Maite Ramos (Coordinadores de la Federación de Casas de Juventud de Zaragoza los primeros y Técnica del Plan de Integración de Espacios Escolares, está última) deciden crear un grupo de estudios de animación sociocultural en el que formar a una nueva generación de animadoras y educadoras.
Entre los textos que se estudiaron en el grupo estaba: Metodología y Práctica de la Animación Sociocultural, del argentino Ezequiel Ander Egg. El autor esgrime el poder de la Animación Sociocultural como fuente de “democracia cultural” que “(…) consiste en asegurar a cada individuo o grupo los instrumentos para que con libertad, responsabilidad y autonomía puedan desarrollar su vida cultural” (Ander Egg, 1983:47). Con razón el esquema adjunto que presentaba el argentino llevaba de la cultura de la participación a la revolución cultural, pasando por la creación cultural.
Pocos años más tarde, las Casas de Juventud de Aragón explotaron la Animación Sociocultural de Ander Egg, su cultura de participación y su creación cultural. Y lo hicieron con éxito hasta transformarse en una pequeña revolución capaz de conseguir del Ayuntamiento de Zaragoza una enmienda de sus presupuestos de 1991 para hacerlos más sociales.
Aquello fue su fin. Sólo cinco años más tarde, Luisa Fernanda Rudi, decretó el fin de la Federación de Casas de Juventud de Zaragoza entre la tibieza de algunos sectores de la izquierda y los ataques furibundos de ABC, en su edición aragonesa. Finalizó uno de los pocos proyectos sociales dirigidos a jóvenes que discutió recientemente la hegemonía cultural conservadora.
Y es que la oligarquía ibérica es una experta en hegemonía cultural. Basta con leer la meta que el Movimiento Católico se propuso en 1868: “la reconquista misionera de los jóvenes” (Fullana P. y Montero F. 2003:34) y para ello fijaron sus objetivos estratégicos en la educación y la educación en el tiempo libre. Lo expresa así el artículo académico de los autores, muy esclarecedor de lo claro que lo tienen las oligarquías ibéricas a la hora de construir su hegemonía cultural.
Pasados ciento cincuenta y cinco años de esa decisión, el Movimiento Católico tiene en Aragón:
- 1 universidad,
- 86 colegios concertados,
- 13 agrupaciones juveniles de la pastoral católica,
- 11 agrupaciones territoriales del Movimiento Scout Católico
- 11 de los 21 grupos scouts autodenominados “no confesionales”, tienen su sede en centros concertados religiosos y parroquias.
Frente a esa maquinaria de adoctrinamiento; la izquierda, en su más amplia acepción, construyó, entre otras, cinco experiencias socio educativas que amenazaron su hegemonía:
- La Casa de Colonias de la Institución Libre de Enseñanza en San Vicente de la Barquera, que fue incautada por la dictadura.
- La Escuela Moderna de Ferrer i Guardia, fusilado en Montjuic el 13 de octubre de 1909.
- Las Misiones Pedagógicas de la II República. Interrumpidas por la Guerra Civil y con Federico García Lorca fusilado y desaparecido.
- Las Casas de Juventud de la Juventudes Socialistas Unificadas, que finalizaron su andadura con la imposición de la dictadura en abril de 1939.
- La Federación de Casas de Juventud de Zaragoza. Cerradas, privatizadas y calumniadas hasta su cierre el 1 de enero de 1997.
Todas acabaron mal, porque osaron discutir la hegemonía cultural de la oligarquía. Hoy en Zaragoza, el futuro candidato a presidir el Gobierno de Aragón ha cerrado el Centro Social Luis Buñuel, un centro comunitario ubicado en un antiguo instituto propiedad del Ayuntamiento. Se repite la historia.
Pero la izquierda no puede prescindir de tener instituciones fuertes: partidos, sindicatos, asociaciones vecinales, y también uno, cientos de movimientos juveniles que acerquen a las nuevas generaciones al compromiso, la solidaridad y el feminismo. Porque para cambiar la cultura hegemónica necesitamos apoyar con generosidad y sin mezquindad a los movimientos juveniles y educativos.
Apoyar los movimientos juveniles, educativos y sociales significa dotarlos de recursos: casas de colonias, locales para sedes, recursos humanos para su desarrollo y medios técnicos.
Si no aplicamos la concepción revolucionaria de la animación sociocultural que Ander Egg nos legó, ocurrirá lo que preconizó William Morris en el S XIX: «Mientras no dispongamos de esa masa de partidarios, la posibilidad de un cambio general en beneficio de todo el pueblo será inviable».
Bibliografía
Ander Egg, E. (1983). Metodología y práctica de la animación sociocultural. Madrid: Ed. Marsiega.
Fullana, P. y Montero, F. (2010). Los Modelos Educativos Juveniles del Movimiento Católico en España (1868- 1968). Historia de la Educación 22, 33-51.
Morris, W. (2016) La era del sucedáneo. Logroño. Ed. Pepitas de Calabaza.
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