Un espacio de entrevistas que nace con la voluntad de compartir visiones y experiencias de personas relacionadas con las Casas de Juventud.
Jueves.
17:56h.
Mislata.
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En esta ocasión estamos con un militante de Casas de Juventud de Valencia. Una persona que ha pasado por grupos estables de casas, fundador de la Asociación Esplais Valencians y profesor de la escuela de formación del Movimiento Laico y Progresista Valenciano. Estamos con Juan Carlos Vayá, Educador social, Postgrado de la Universitat de València de Pedagogía Teatral y trabajador en el campo de la Salud Mental.
¿Hace cuanto empezaste en Casas de Juventud?
Hace ya unos cuantos años, (sonríe) tenía 19 años y ahora tengo 40.
En la universidad tenía un compañero que me habló de casas de juventud, me explicó en qué consistía y que eran los grupos estables. Además me contó que se estaba arrancando un proyecto que se llamaba Esplais. Los esplais se llevaban haciendo desde hace muchos años en Cataluña y en ese momento un grupo de personas pensaba que sería interesante hacerlo aquí. En ese momento me sumé al proyecto y así empezamos en Xirivella, un pueblo del cinturón de Valencia.
No te quedaste sólo con esa experiencia puntual, ¿verdad?
No, el proyecto de esplais se fue fue ampliando y yo me pasé a coordinar Mislata donde estuve unos cuantos años llevando al grupo y participando activamente cada sábado de actividad y en la asociación.
Como se ha dejado ver en tu presentación, tienes una pasión por el teatro. Te has formado tanto a nivel escénico como pedagógico, e incluso has escrito algunas obras de teatro además de interpretar otras, ¿cómo te ha influido esto en tu día a día?
Creo que cuando una persona lleva muchos años haciendo teatro adquiere una serie de habilidades que le ayudan a enfrentarse al día a día. Se gana en autoestima, se gana en autoconcepto, mejoras las habilidades comunicativas, te puedes expresar con mayor garantía. Considero el teatro un suplemento que te aporta un montón de herramientas. Te quita esa vergüenza, que a veces nos bloquea, ese miedo a hacer el ridículo, que a veces hace que dejemos de hacer ciertas cosas por miedo a sentirnos observadas.
Aparte es un espacio en el que me siento libre, me ayuda mucho a desconectar del estrés del día a día y del trabajo. Me aporta algo que no encuentro en otros espacios, al final es eso, mi pasión y lo que más me gusta, al margen de estar evidentemente con mis hijos.
¿Cómo animarías a alguien a unirse a un grupo de teatro? o a una de las personas animadoras ¿qué le dirías para que se lance a usar el teatro en su trabajo diario?
Hacer teatro en inglés se dice play, no hay otra palabra. Play es jugar, entonces, hacer teatro, es jugar. Pienso que hay que alejarse del concepto del teatro como el de un escenario en el que tú subes y recitas un Shakespeare o cualquier cosa similar, no. El teatro es mucho más y se empieza así, se empieza jugando, se empieza jugando en equipo.
Si lo ves con este enfoque, verás claramente que es una herramienta, es el poder encontrar un sitio en el que reírte, en el que pasarlo bien y en el que jugar y aprender jugando, luego el resto de cosas vienen más tarde. Hay gente que lleva muchos años haciendo teatro pero que nunca ha subido a un escenario, no es necesario hacerlo, se puede hacer teatro jugando y de hecho muchas de las actividades de los talleres que se plantean, por ejemplo en un taller de risoterapia, no dejan de ser juegos.
Animaría a la gente, claro, que experimenten y lo pasen bien.
¿Qué cosas piensas que les aportaría el teatro a las personas del taller?
Algunas ya las he dicho antes, te permite conocer gente, te aporta enfrentarte a un público y eso cuando lo haces te da una satisfacción muy chula, porque habrás sido capaz de defender una propuesta. Luego te da la posibilidad de ser mil cosas…. yo he sido cantante en el metro, he sido un hijo de una familia de mucho dinero, he sido un ex toxicómano de la ruta del bacalao, he sido muchas cosas, y eso, también es muy interesante.
¿Cómo relacionas el teatro con la educación y la transformación social que se promueve en el Movimiento Laico y Progresista Valenciano?
El teatro empodera, el teatro libera y el teatro es una herramienta para trabajar todos los valores que se trabajan en el movimiento. Desde el teatro se puede trabajar la participación, se puede trabajar la autonomía, se puede trabajar los conflictos o realidades que ahora son vitales en la educación de valores actual, como puede ser el machismo, el racismo, la xenofobia, el bullying. En las sesiones de teatro que hago en la Escuela de Animadores de Casas de Juventud siempre muestro como con las técnicas teatrales se puede trabajar ciertos prejuicios y se puede cambiar la mentalidad de mucha gente.
Hay un teatro contestatario, un teatro que parte de la posición del oprimido, de Freire, que defiende el uso del teatro como herramienta de transformación social. A partir de ahí se pueden trabajar esos conflictos que decía antes y luego incluso hacer participar al público para frente a un conflicto puntual ser capaces de buscar la transformación.
El teatro tiene esa habilidad, ese potencial, de poder trasladar la realidad al día a día. Por eso pienso que es una herramienta fundamental. Recordemos que el teatro se trabaja en múltiples realidades, hay grupos de teatro en la cárcel que suponen una liberación para poder aprender y poder enfrentarse a muchos fantasmas, se trabaja el teatro con adolescentes y con infancia,… Es una disciplina que se puede trabajar en cualquier lugar y además no requiere más que que una persona que lo pueda dinamizar, no se requiere material específico, no requiere una inversión. Puedes hacer teatro en cualquier lugar, en cualquier momento, no necesitas más que eso que motivación. Hay una frase de Augusto Boal que dice aquello de “Todo el mundo puede hacer teatro, incluso los actores”.
En perspectiva, ¿qué te ha aportado estar tantos años vinculado al proyecto del movimiento?
He crecido dentro de este movimiento, cuando entré siendo un chaval tenía algunas ideas muy claras pero otras todavía estaban por definir. Este movimiento me ha aportado muchos conocimientos, mucha experiencia. Me he aportado gente maravillosa con la que me relaciono a día de hoy. Creo que no sé cómo sería ahora si no hubiera sido dentro de este movimiento. Siento mucha satisfacción personal, formo parte de un espacio en el que puedo aportar, en el que colaboro con otras personas para hacer un proyecto posible.
Gracias a este aprendizaje me enfrento a los conflictos diarios mejor y esto lo hago porque me he rodeado de gente que me ha aportado mucho, que me ha formado mucho y que me ha hecho ser una persona mucho más estructurada a la hora de defender mis ideas. Me ha hecho tener unos cimientos, saber que para argumentar, para enfrentarme a ciertos ciertos prejuicios no basta con desplegar mi pasión sino que hay que fundamentar en conocimientos y creo que eso también también se lo debo de alguna manera al movimiento.
Hay una cosa que no se me olvida nunca, los datos no engañan y eso es muy importante. Tenerlo claro, frente al bulo hay una información que es objetiva. Siempre pienso en esto cuando reflexionó sobre cualquier realidad, busquemos los datos.
Gracias, Juan Carlos.
A ti, chao.
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